La expansión del siglo XVI y la crisis del XVII
Con la conquista del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos en el año 1492 culmina la Reconquista cristiana de la Península Ibérica y se abre un periodo de tranquilidad y un cambio de vida en los territorios pertenecientes al reino castellano de Murcia que, como Archena, habían sufrido la guerra.
La seguridad que se disfruta en el siglo XVI se nota especialmente en los campos de cultivo. Aumenta la población considerablemente y se roturan nuevas e importantes extensiones agrícolas, siendo las producciones más importantes por entonces el arroz, el panizo, el aceite y la cebada.
Al igual que el resto del reino de Murcia y los territorios de la Península Ibérica, el siglo XVII supone un periodo de crisis para Archena por varios motivos. Los principales fueron la crisis demográfica desatada tras la expulsión de los moriscos del valle de Ricote por el monarca Felipe III en el año 1614, las epidemias de peste de 1648 y toda una serie de catástrofes naturales. Todo ello diezmó notablemente la población de Archena, influyendo a su vez en el hundimiento de la economía agrícola, aunque la disponibilidad de la Orden Militar de San Juan y de los ciudadanos archeneros consiguió propiciar la roturación de nuevos terrenos y la realización de obras hidráulicas, logrando así sobreponerse a la crisis.
La recuperación del siglo XVIII
El inicio del siglo XVIII está marcado por la Guerra de Sucesión española en la que Archena no se vio envuelta directamente, pero sí sufrió sus efectos económicos, ya que allí permaneció apostada una compañía de las tropas francesas, lo que suponía un elevado coste para la villa. Sin embargo, la centuria de la Ilustración supone para el municipio el inicio de una trayectoria ascendente desde el punto de vista demográfico, que dura hasta la actualidad. Durante aquel siglo, los diferentes censos, padrones y catastros nos muestran cómo la población de Archena pasó de 136 habitantes en 1703 a 1.128 en 1797, dedicándose la inmensa mayoría de ellos a la agricultura. Este aumento demográfico supuso nuevas roturaciones de tierras, que fueron dotadas de regadío. Será en esta centuria cuando se construya la iglesia parroquial de San Juan Bautista, de estilo barroco, uno de los símbolos de la Archena actual.