El espacio geográfico en el que se encuentra Archena es una zona privilegiada para los asentamientos humanos. Tres factores básicos han dado lugar a la predilección del hombre por el municipio de Archena desde la Edad del Bronce: La proximidad del río Segura y el aprovechamiento de sus aguas para regar la fértil huerta circundante; las buenas vías de comunicación; el uso de aguas termales. Todo ello ha hecho posible la ocupación de su territorio desde hace miles de años.
Los primeros vestigios de la presencia del ser humano en Archena se remontan al periodo Calcolítico. De este periodo son los enterramientos de 23 individuos que fueron inhumados con su ajuar. Se encontraron en una excavación arqueológica en llano, cerca del polígono industrial La Capellanía. También se han hallado restos de cerámica de la cultura argárica en Archena, concretamente en los yacimientos de Cabezo Redondo, Cabezo del Ciervo y Cabezo del Tío Pío.
La cultura ibérica decoró sus cerámicas en Archena
El Cabezo del Tío Pío contiene una importante cultura ibérica en Archena en el siglo V a. C. Los pobladores íberos mantuvieron relaciones con los mercaderes griegos, que llegaban a través del río Segura para comerciar con el interior de la Región. Los contactos con la cultura griega en los siglos V y IV a. C. dejaron una profunda huella en el arte ibérico de Archena.
Éste se puede conocer por los restos encontrados en la necrópolis del Cabezo del Tío Pío. Las piezas datan de los siglos IV-III a. C., y se han hallado gran cantidad de vasos, ánforas, platos, fíbulas, urnas y copas. La importancia de la cerámica ibérica de Archena es tal que dio lugar a un estilo propio, denominado Elche-Archena. Se caracteriza por la presencia de escenas figurativas en la decoración de grandes vasos. Uno de los más famosos vestigios de esta cerámica es el Vaso de los Guerreros, que se encuentra en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional.