Siempre es difícil hablar de arte gótico en Murcia, los ejemplos plásticos de esta estética que ocupa parte de la etapa medieval son muy escasos en nuestra Región. Nuestra historia por un lado y las peculiaridades sociales frente a la conservación del patrimonio vetusto contribuyen a esa laguna artística que se da en nuestra Región referente al Medievo. La escultura, lógicamente, no escapa a esta realidad.
Reconquistada Murcia por los reinos cristianos la repoblación es un proceso lento, la transformación de templos musulmanes en templos cristianos, la conversión de parte de la ciudadanía musulmana, la llegada, en definitiva, de una escultura figurativa a un mundo en el que la representación de la naturaleza está prohibida debió ser una evolución lenta. Probablemente muchas de las piezas llegadas a nuestro territorio debieron ser en su mayoría foráneas. No sabemos en qué momento ni en qué situación la primera escultura occidental gótica comienza su andadura en Murcia.
Son muy pocos los ejemplos de escultura gótica que aún podemos apreciar en nuestros museos y en alguna que otra iglesia o pequeño templo. Hasta la Edad Moderna el escultor no siempre es definido como sculptor, su formación lo hacía pertenecer a una familia profesional no ligada aún a las artes liberales y por lo tanto no se entendía que hubiera base científica en su profesión, pero esta forma de pensar cambiaría durante el Renacimiento. La época, por lo tanto, no nos permite conocer siempre a los autores porque tampoco son siglos en los que la autoría artística sea especialmente considerada.
En el Museo de la Catedral de Murcia podemos apreciar algunos escasos ejemplos de estatuaria gótica, algunos de ellos remanentes probablemente de la antigua arquitectura del templo catedralicio. Un Santo Domingo, una Piedad y un San Cristóbal en piedra, de quizá el siglo XIV, son ejemplos de un gótico demasiado cercano aún al hieratismo románico y lejos de la estatuaria gótica más innovadora de Europa. El valor de estas piezas es más histórico que artístico y debían formar parte de la arquitectura en la que debieron estar insertas.
Siguiendo con la escultura en piedra y aunque sea parte de la arquitectura de la catedral, podemos considerar la escultura de la Puerta de los Apóstoles, de finales del XVI y que podría describirse como gótico florido. Un programa iconográfico dedicado a los apóstoles Pedro, Andrés, Pablo y Santiago y con sus roscas dedicadas a describir escenas del Antiguo Testamento y del Libro de las Revelaciones. Diversos estudios dieron con restos de policromía en las figuras, algo más común en la escultura de piedra de lo que se cree y que hubiera dado como resultado una portada llena de colores vivos.
En la misma catedral la Capilla de los Vélez puede ser considerada una muestra de escultura decorativa al servicio de la ornamentación de un espacio arquitectónico destinado a los enterramientos de la ilustre familia. No es un ejemplo a destacar de escultura de bulto redondo pero la profusión del trabajo de la piedra y el programa decorativo es tal que no puede olvidarse como ejemplo escultórico ya que, al fin y al cabo, la distancia entre el cantero que utiliza la piedra para ornamentar y el que la trabaja en esculturas de bulto redondo es mínima.
Existen ejemplos de escultura gótica en madera en Murcia, muy pocos y por eso mismo muy valiosos. Nuevamente el Museo catedralicio custodia a la Virgen de las Carrericas, figura con un tímido escorzo en S propio del gótico francés, escorzo que daba a las figuras un movimiento débil pero suficiente para alejarlas del hieratismo románico y ese empeño en ajustar la figura al volumen del material tallado. De otro orden iconográfico y estético es la Virgen de la Arrixaca, en la Iglesia de San Andrés, primera patrona de la ciudad y fechada en el siglo XIII, figura de altar sedente plenamente románica; quizá fuera a esta misma a la que iba dedicada la Cantiga de Alfonso X.
Lorca, Cartagena y Aledo también han disfrutado y disfrutan de algún ejemplo de talla gótica, si bien en el primer caso, la Virgen de las Huertas, la imagen desapareció. La cartagenera Virgen del Rosell hoy por hoy está muy transformada y la patrona de Aledo se llega a fechar en el XVI. En todo caso, más o menos transformadas o alejadas del gótico, comparten con la figura de la Arrixaca esa tipología de pequeña Virgen sedente, de expresión algo hierática y solemne; son formas pretéritas del concepto de escultura devocional, muy concentrdas en la majestad de los representado, pero muy interesantes por sí solas.
De finales del siglo XIV sería un retablo de alabastro que perteneció a la antigua Catedral de Cartagena y depositado en el Museo Arqueológico Nacional. Se trata de una serie de altorrelieves que cuentan la Vida de la Virgen basada en distintos textos apócrifos. Aunque no se conserva entero se suele describir como de taller inglés, simplemente porque eran ingleses los principales comerciantes de alabastro en la Europa de estas fechas. Es un alto relieve de formas estilizadas góticas pero con algunas peculiaridades aún románicas como la desproporción en manos y la falta de perspectiva.
De un último gótico se podría fechar un curioso ejemplo de Virgen de las Mercedes, venerada en la pedanía murciana de Puebla de Soto. Se trata de una imagen de altar, porque su parte posterior es totalmente plana y muestra una iconografía popular del último Gótico y primer Renacimiento: la Virgen que acoge bajo su manto al pueblo y seguramente a los donantes de la imagen.
Como vemos son muy pocos los ejemplos de escultura plenamente medieval y, como es lógico, no conocemos ni autores ni talleres de fábrica, si bien las obras en piedra seguramente se realizaron en las inmediaciones de los templos, como era costumbre. Debemos tener siempre presente que la firma o autoría de las obras es un concepto muy moderno y que son raros los ejemplos en Historia del Arte en que podamos conocer a los autores de las obras medievales y góticas.
En todo caso las conclusiones, además de esa aparente pobreza de ejemplos plásticos, que quizá sea debida también al descuido de las generaciones que debieron custodiar nuestro patrimonio gótico, nos llevan a concluir que siempre se trata de una escultura religiosa cristiana y que, lejos de ese ámbito, sería casi imposible hallar algo. De nuestro pasado árabe sería muy difícil encontrar piezas de bulto redondo porque para la religión musulmana la representación de los seres vivos y en, especial, el ser humano, es blasfema. Pueden existir piezas decorativas, pero no podríamos encuadrarlas dentro de la escultura.