Las Tierras Altas de Lorca guardan en su interior un paisaje excepcional, casi inédito, la cuenca del río Luchena. Un paraje de contrastes, que combina los altos barrancos y cárcavas típicas de un espacio árido con la exuberante vegetación de ribera que acompaña al devenir del río.
La cuenca del Luchena queda delimitada claramente por dos embalses que desde el siglo XVIII han intentado regular las avenidas de este tipo de cauces, tranquilos y livianos la mayor parte del año pero agresivos durante la etapa de lluvias. Así, las presas de Valdeinfierno y Puentes han facilitado los regadíos y el abastecimiento de agua a la población, no sin contados episodios de destrucción y muerte en tiempos pasados.
Históricamente, la pobreza de los suelos de la zona dejó estas tierras para el aprovechamiento agrícola del cereal, pequeños asentamientos de población y explotaciones ganaderas, pero la escasez de agua de un cauce intermitente en superficie hizo que fueran poco a poco cayendo estos usos (si bien en la actualidad se pueden encontrar algunas explotaciones intensivas porcinas y avícolas, así como pequeños reductos de cultivo de cereal).
Esta circunstancia ha provocado que los procesos erosivos producidos por el ser humano apenas interfieran en la visión del paisaje general de la zona, y también que perduren los altos valores medioambientales que enriquecen la cuenca.
Pero, aunque en superficie el agua sea un bien escaso, la existencia de recursos hídricos en el subsuelo del Estrecho del Luchena ha favorecido que este rincón haya llegado hasta el siglo XXI como un remanso para el disfrute de la población murciana.
De cara a la explotación de este recurso se realizaron durante los siglos XVII y XVIII en la zona conocida como Ojos del Luchena una serie de galerías y lumbreras para sustraer el agua subterránea utilizándola para el regadío. En la actualidad esta infraestructura no se encuentra en activo pero hace que el río contenga agua todo el año. Durante el siglo XX se llevaron a cabo diversos estudios de cara a explotar intensivamente esta bolsa de agua subterránea. Afortunadamente los técnicos desistieron de tal empresa ya que el daño al paisaje hubiera sido catastrófico.
La formidable diversidad paisajística que ofrece la cuenca del Luchena tiene, al igual que el resto de la Región de Murcia, una gran capacidad para expresar y hacernos ver la evolución histórica que ha seguido la zona. Disfrutemos con la casi perfecta simbiosis que naturaleza y ser humano han creado en este lugar inédito de la geografía murciana.