Planta perenne, de tallos altos, con frecuencia por encima de los 2 m, habitualmente sin ramificar o con ramas desde la base, cortas respecto a la principal, de eje verdoso, blanquecino o morado, piloso y con expansiones aplanadas rematadas en espinas, por lo general de punta dirigida hacia abajo. Hojas de la roseta basal pinnatisectas o pinnatipartidas, grandes, muy espinosas, con nervios central y principales marcados y de color verde glauco. Hojas superiores pinnatífidas, menores, progresivamente más estrechas, con lóbulos triangulares muy agudos y en distintos planos, acabados en espina rígida amarillenta; a continuación de éstas, protegiendo a la inflorescencia, se presentan hojas involucrales, armadas de espinas aún más afiladas y punzantes. Flores amarillas, liguladas, en capítulos, con involucro de brácteas linear-lanceoladas, apenas espinosas, a lo sumo mucronadas. Estas inflorescencias son axilares, sentadas, sin pedúnculo, y se distribuyen a lo largo de todo el tallo y ramificaciones, en una floración secuencial o por pisos, además prolongada en el tiempo. Fruto de tipo aquenio, pequeño, de 3 mm, con vilano.
Hábitat y distribución
Cultivos en barbecho y ribazos, en terrenos secos y nitrificados, también viaria, en cunetas de carreteras y márgenes de caminos. Especie mediterránea y macaronésica, que alcanza el oeste de Asia, muy frecuente en la Península Ibérica y común desde mayo y hasta julio en los campos de secano murcianos, tanto en la franja costera como por el interior.
Observaciones
Se trata de un cardo particularmente común, que puebla –con ejemplares dispersos y hasta muy numerosos– las extensiones cerealistas en barbecho del Altiplano, Campo de Cartagena y Noroeste murciano. Tiene desarrollo, floración y fructificación hasta bien entrado el verano, de tal forma que provee de alimento durante meses a las pequeñas aves fringílidas (pardillo, cavernera, etc.) que buscan incesantemente, con su característico canto, tras el periodo reproductivo, a esta y otras plantas de las que se nutren principalmente.
Una especie próxima, pero anual y menos frecuente, aunque tampoco rara, es Scolymus maculatus, que tiene tallos alados y lampiños, más de cinco hojas involucrales y aquenios sin vilano. Como ocurre con otros cardos, será más fácilmente detectable en los años buenos para estas plantas, cuando abundan en los campos, porque ha llovido de forma importante durante abril y/o mayo.
Del cardillo o cardosanto se pueden consumir partes tiernas de las pencas (base gruesa de las hojas grandes) y el raquis (parte central de los tallos), cocinadas, principalmente cocidas, y entonces preparadas en ensalada, revueltas con huevos e incluso rebozadas.
José Antonio López Espinosa