Las principales partes o secciones de las que consta una salina de interior son los mecanismos de captación de sal, recocederos, tablares, eras y almacén de sal o alfolí.
La captación de agua salada es el primer paso en el funcionamiento de las Salinas de Interior y suelen estar asociadas a cursos de escorrentía intermitente del tipo barranco, cañada o rambla. A diferencia de las salinas marinas la sal puede encontrarse en un caudal de agua o tener que inyectar agua al afloramiento o diapiro salino para, tras diversos procesos, aislar la sal para su utilización.
En la Región de Murcia se han dado históricamente diferentes procesos para captar la sal, ya sea aprovechar un caudal natural, elevar el agua de un nivel freático inferior, captarla a través de una galería subterránea, calentar el agua en calderas o explotar un diapiro salino inyectando agua para diluir la sal (sistema tecnológicamente más avanzado).
Los recocederos eran grandes balsas de acumulación al aire libre donde se almacenaba el agua salada para que la energía del sol la calentara y pudiera precipitar carbonatos y óxidos con el fin de disponer de salmuera concentrada.
Esta acumulación se pasaba a las eras o charcas de decantación impermeabilizadas con cal hidráulica, donde se cristalizaba la sal. La agrupación de estas eras podía darse en tablares y órdenes que eran construidas a cal y canto, con arena, argamasa y piedras. En algunos lugares la impermeabilización de los tablares y charcas se realizaba mediante arcillas, gredas y espejuelo, o sillares de arenisca como es el caso de las salinas de Rambla Salada en Fortuna. Tanto los recocederos como las eras debían tener una débil pendiente y muy poca profundidad de cara a lograr la estanqueidad y precipitación de la sal de forma rápida para asegurarse varias producciones al año. Si la inclinación era demasiada (cauces de ramblas o arroyos) se disponían en varios niveles, escalonados en terrazas.
El almacén de sal o Alfolí está presente en todas las salinas de interior. Se trata de una construcción para guardar la sal una vez extraída de las charcas o eras, y que se erigía utilizando en gran medida la madera ya que esta no se deterioraba, la interactuación de la sal con ella impedía la formación de los hongos que causan su degradación. Se situaban muy próximas a las eras.