Ribera de Molina (Molina de Segura)
Alcornoque (Quercus suber)
José Antonio López Espinosa
Ribera de Molina (Molina de Segura)
Grupo principal de alcornoques (Quercus suber) del paraje Los Alcornocales de la Ribera de Molina
José Antonio López Espinosa

    Árbol monoico, de hasta 20-25 metros de altura, con tronco de superficie oscura, resquebrajada profundamente, y corteza gruesa, en ocasiones con más de 15 cm de espesor, esponjosa, ligera, muy característica. Ramas erectas, abiertas, que configuran una copa redondeada, algo irregular, de color verde oscuro. Hojas pecioladas, ovadas, de 3-8 cm de longitud, coriáceas, con margen de entero a ligeramente dentado, cubiertas pilosidad en el envés. Flores masculinas pequeñas, amarillentas, en racimos colgantes cortos. Fruto de tipo bellota, pardo oscura en la madurez, de 3-5 cm, parecida a la de la encina, pero menos dulce al paladar y con la cúpula de escamas algo recurvadas.

Hábitat y distribución

    Bosques en terrenos silíceos, sobre suelos profundos y con frecuencia arenosos, en zonas húmedas y cálidas, que no registran grandes heladas. Especie de distribución Mediterráneo occidental, presente en la Península Ibérica, sur de Francia e Italia, norte de África e islas mediterráneas de Baleares, Sicilia, Córcega y Cerdeña, siendo en estas dos últimas y en las fachadas atlánticas de Portugal, España y Marruecos donde se encuentran las mayores extensiones de alcornocales. En territorio español se localiza principalmente en el cuadrante suroeste, mientras que en la Región de Murcia, por la naturaleza caliza mayoritaria de sus suelos y la escasez de precipitaciones, puede considerarse como especie alóctona de su flora, localizándose únicamente ejemplares plantados, aislados o en pequeños grupos, en la Sierra de Carrascoy (Majal Blanco, La Naveta), Yecla y Molina de Segura.

Observaciones

    De la corteza del alcornoque se extrae el corcho, un tejido vegetal constituido por células vacías, huecas, que presentan pared gruesa muy suberificada. Sus particulares propiedades le han conferido múltiples aplicaciones, por ser aislante y muy resistente, impermeable a líquidos y gases, siendo la más destacable su utilización como tapón de botellas de vino, porque favorece y facilita conocer su estado de conservación.

   En territorio murciano eran muy conocidos y visitados los alcornoques de Torre Guil, en la Sierra de Carrascoy, localizados en la denominada “vertiente de los Arejos”, donde se encontraba un ejemplar grande, que ha  muerto recientemente, como el resto del grupo al completo. No obstante, en esta sierra prelitoral murciana aún pueden encontrarse árboles de porte notable en La Naveta, donde en las proximidades también crece un singular conjunto de robles quejigos (Quercus faginea) termófilos.

   En el Altiplano, en Yecla, en la Sierra del Cuchillo, en ribazos de cultivo de la finca Doña Elena, se encuentran varios ejemplares, algunos muy longevos, para los que incluso se ha sugerido un posible origen natural.

    Destacan, por su importancia, los alcornoques de la Ribera de Molina, localizados mayoritariamente en una ladera seca y pedregosa, de naturaleza silícea (materiales cuaternarios consolidados depositados por el río), en un punto intermedio entre el Jabalí Viejo y Molina de Segura, junto a la carretera RM 560, muy cerca del Río Segura, que pueden verse desde el viaducto de la A-7 que salva a éste y a su vega, si circulamos en dirección a Murcia, teniendo que mirar hacia el noreste, o norte según avancemos, es decir, hacia la derecha.

   A pesar de su origen cultivado y alóctono, el alcornoque (Quercus suber) es una especie protegida, incluida en la categoría "En peligro de extinción" en el Catálogo Regional de Flora Silvestre Protegida de la Región de Murcia (Decreto 50/2003, BORM núm. 131), y los lugares de Yecla y Molina de Segura han sido propuestos como Microrreserva Botánica. Además, el Paraje de Los Alcornocales de la Ribera de Molina, que cuenta con numerosos ejemplares, es Parque Municipal y se localiza en el territorio más seco conocido de la especie, por lo que se le ha destacado gran interés científico y la necesidad de su conservación.

José Antonio López Espinosa