El próximo 5 de abril se cumplen trece siglos de la firma del “Pacto de Tudmir”, por el que la provincia visigoda del sureste peninsular llamada Aurariola, que se correspondía en gran medida con la actual Región de Murcia, conseguía ser “autónoma” del emirato de Córdoba. Su nombre, Aurariola, era el de su capital, ahora Orihuela. Sucedió que, tras la invasión árabe, su gobernador Teodomiro (Tudmir en árabe) se enfrentó a las huestes invasoras de Abdelaziz ben- Muza en las cercanías de Sangonera. Al ser vencidos, los cristianos se replegaron en Orihuela soportando el asedio de los musulmanes, que terminó con el citado pacto que suponía una honrosa capitulación mediante la cual la región que los árabes llamaron “cora de Tudmir” quedó como una “autonomía” mozárabe tributaria de los emires de Córdoba. Según Juan González Castaño, se trata del primer documento conservado de la historia del período musulmán en España. Mediante él se garantizaba a Teodomiro el gobierno del territorio objeto del pacto, así como el respeto a la población cristiana, a sus propiedades y al culto religioso. A cambio, además de los tributos especificados en moneda y especie se entregaban las ciudades de Orihuela, Alicante, Mula, Begastri, Lorca, Elche y las no identificadas Yyih y Baltana. El documento es muy importante porque demuestra la unidad territorial de aquella “cora de Tudmir”, que, por lo indicado, podría considerarse como la primera “autonomía” histórica.
Teodomiro murió sobre el año 743 y le sucedió Atanagildo, quien propició la ruptura del pacto hacia el año 778 al apoyar a Abd al-Rahman al-Siqlabi, insurrecto al emirato de Córdoba. A partir de entonces, en este territorio se sucedieron las guerras entre clanes, hasta que Abderramán II termina con ellas en 825, fundando la ciudad de Murcia que sustituyó a Orihuela como capital. Posteriormente, con la caída del califato y el establecimiento de las taifas, Murcia se hizo independiente a mediados del siglo XI, independencia que se consolidará a finales del citado siglo y que continuará durante el resto del dominio musulmán, alcanzándose periodos de gran extensión geográfica, desde Denia hasta Gibraltar, y reconocido esplendor cultural, con nombres como Ibn Arabí. Con la conquista cristiana, Alfonso X creó el Reino de Murcia, que perduró hasta tiempos recientes.
Si a lo relatado añadimos las épocas anteriores, con gran protagonismo de Cartagena, se comprenderá que la nuestra no tiene que envidiar a otras comunidades llamadas "históricas", cuyo principal mérito es quizá haber conservado su lengua, pues también en el aspecto lingüístico tenemos un rico patrimonio: entre otras señas de identidad, la lengua romance de aquellos tiempos de Teodomiro perduraría debido a la autonomía lograda con el mencionado pacto, pues la población cristiana no tuvo que dejar la región como ocurrió en otras zonas conquistadas. Entonces, con la mezcla de aquel dialecto latino y el léxico árabe, más, tras la reconquista cristiana, las aportaciones del aragonés, del catalán/valenciano y del castellano de los repobladores se formó el murciano, considerado como una joya filológica.
Juan José Navarro Avilés