El Sexenio absolutista (1814-1820)
Con la vuelta al trono de Fernando VII en 1814 se reinstauró el sistema absolutista contando con el apoyo de los grupos conservadores, la mayoría del pueblo y también la Iglesia. El sistema liberal y todos los que lo defendían fueron expulsados y excomulgados. En la Región, Cartagena fue la ciudad que más sufrió la represión entre los obreros del Arsenal.
Para la prensa supuso la interrupción de toda su actividad, así en 1815 se prohibieron las publicaciones no oficiales. Desde este momento en adelante la oscilación política entre conservadores y liberales determinará la aparición o no de publicaciones periódicas.
Trienio Liberal (1820-1823)
En el año 1820 triunfó el levantamiento de Riego, iniciándose así el llamado Trienio Liberal, en el que fueron liberados los presos políticos y se volvió legislativamente a la Constitución de 1812. En esta etapa se produjo la división entre los liberales, escisión que marcará a los partidos políticos españoles en el siglo XIX y parte del XX. Aparece el partido moderado o conservador y el exaltado o progresista. Los primeros más tradicionalistas, defensores de las potestades del Rey, y los segundos que reclamaban cambios más radicales.
Una de las principales características del Trienio Liberal es la irrupción de las masas en el plano de la política. Este interés de los ciudadanos por los asuntos públicos determina que se multiplicaran las publicaciones periódicas. Era un periodismo muy crítico, la mayoría vinculado a las ideas progresistas aunque en algunos la línea divisoria entre una y otra ideología no estaba muy clara. En cualquier caso todos ellos muestran el sentimiento de inquietud y agitación de un tiempo de fuerte confrontación ideológica.
La ley de 1820 reconocía a todo español el derecho de imprimir y publicar sin censura previa. En Cartagena se editaron entre otros: el Periódico de la Sociedad Patriótica de Jóvenes Cartageneros (1820), El Rayo Cartagenero, Semanario de Cartagena (1821), Sociedad Patriótica de Cartagena, Tertulia de Cartagena y el ultrarrevolucionario El Chismoso . Esta prensa, más o menos combativa, es reflejo de la situación de libertad política que se vivía, pero también de una situación económica ruinosa que fue causa del nacimiento de una radicalidad urbana difícil de encontrar en otros lugares. En 1820 aparece en Lorca el Semanario Político y este mismo año en Murcia: El Paradislero, el Periódico de la Sociedad Patriótica y El Liberto; en 1821: Diario Constitucional de Murcia, Diario Popular el más importante periódico liberal exaltado y anticlerical que cesó en 1822, El Católico, semanario político dirigido por Luis Muñiz, quien ya había dirigido la Gazeta de Murcia; El Censor político y literario, semanario de ideas liberales, y El Periódico Constitucional de la provincia de Murcia de tono moderado y doctrinal. En 1822: Caxón de sastre , El Constitucional murciano de estas dos publicaciones no ha quedado ningún ejemplar, El Chismoso de espíritu crítico y denunciador, El Correo murciano, El Soplón y El Mortero. Y en 1823, El Argos, del que sólo se conserva un ejemplar. Todos ellos desaparecieron con la vuelta al absolutismo.
La Década Ominosa (1823-1833)
La represión indiscriminada a los liberales durante la década ominosa (1823-1833) fue la característica que marcó esta época, así una Real Orden de 1824 prohibió la publicación de papeles periódicos y otra de 1833 dio lugar a la regulación de las normas de censura. En estos años en Murcia sólo se editaron publicaciones sin contenido político como el Correo Literario y Mercantil de Murcia (1832).
Fernando VII llevó a cabo una política oscilante apoyándose en los diferentes grupos políticos según la conveniencia del momento, esta actitud no satisfizo ni a absolutistas ni a liberales, ni a un tercer grupo que surgió de los sectores más moderados de ambos partidos. La etapa final de su reinado se caracterizó por las luchas por el poder entre estos tres grupos y por la cuestión sucesoria. A esta inestabilidad política hay que añadir los graves problemas económicos que padecía el país a causa de un gran atraso de la agricultura, de una industria y comercio paralizados y la ruina de la hacienda pública.