Nochebuena en Greccio (La salvación viene de los pobres)
Pirograbado coloreado (190 x 245 cm.). Sin fecha.
Fue el primer panel pirograbado que realizó Pepe Párraga. En el centro, aparece una palmera de más tallo que tronco, estableciendo un eje que distribuye las masas figurativas en dos. En flotación sobre ese eje se muestra el Niño en las pajas pesebreras, peinado por una palmera apócrifa. El haz de pajas, a su vez, cubre dos rostros: El de la Madre y el de San José, tocados de paloma. La palmera es la que cubrió, desmayando sus palmas, a la Sagrada Familia en huida a Egipto, como trae algún evangelio no canónico. Un sol, de girasol, alfombra al niño, el sol que viene de lo alto.
A la derecha de la palma, una armónica turba de pobres pastores y gañanes de mal vivir, acceden sigilosamente al misterio que cambia la historia. Rematando el tirso de rostros, un pastor que se saca de la manga una estrella, como un naipe de prestímano, sobre la palmera y el Niño. Detrás del pastor, con montera huertana, cierra por arriba el rostro de una campesina. Esta pareja podría ser una reverberación especular de la otra pareja, que en el centro, sostiene en sus cabezas al Niño que se aparece enfriado al espectador. Entran insertos en el grupo, elementos anacrónicos que el talento de Pepe empleó para alargar la niñez y la simplicidad de estos herederos del Reino: Un payaso y una muñeca sin lujos...
A la izquierda, en una danza contemplativa de derviche, el pobre de Asís, que recuenta el acontecimiento betlemita con la alegría de flores y avecicas en el capuchón frailero. Estrellas descendidas, como espuelas en levitación, y que simetrizan, en diagonal, a la estrella más alta del ángulo derecho superior, rematan los terminales de la cuerda seráfica del ceñidor franciscano. Unos hermosos pies deformados, entre la zambra y la genuflexión litúrgica (los pies hermosos que anuncian la Buena Noticia de una nueva era...), cimentan la composición de todo el pirograbado, abrochándolo a un músculo bracero que, por la derecha, conduce al pesebre con una señalización vial en un delicioso esperpento.