La Murcia renacentista no solo vería la construcción de la arquitectura religiosa, lógicamente muy fomentada desde la Iglesia y las órdenes militares, sino que también asistiría la progresiva construcción de edificios de carácter público. Una sociedad que crece, que abandona en algunos casos las antiguas áreas fortificadas para asentarse en nuevas plantas urbanas, necesitaba de ciertos elementos de asistencia pública.
En Lorca, una de esas poblaciones que verían el abandono de las áreas al amparo del antiguo castillo, se construiría el conocido como Pósito de los Panaderos, obra del siglo XVI de la que destacan de manera especial el pórtico de sillería con los adornos de su fachada, escudos y soldados flanqueándolo, una línea de entablamento que se apunta en una de sus esquinas en un movimiento típicamente renacentista. De nuevo Jerónimo Quijano estaría tras el diseño de este edificio.
Frente a la arquitectura civil decorada en fachada nos encontramos la sobriedad del renacimiento español en edificios como el de la Casa de la Encomienda de Ricote o la más elaborada casa de Alarcos en Yecla, ambas construcciones del siglo XVI. De un renacimiento tardío, mediados del siglo XVII, es el edificio antiguo del Consistorio de Lorca, siendo los Concejos otro de los elementos imprescindibles de la Murcia Moderna. Quizá sea este antiguo Concejo uno de los ejemplos más llamativos de lo que significaba para el arte peninsular el concepto renacentista; dentro de la recuperación de los valores clásicos, arcadas de medio punto, columnas y pilares etc., se añadían elementos que surgirían de construcciones tan importantes como el Monasterio de la Encarnación de Madrid o el conjunto del Escorial, patrones de elementos no ya constructivos sino decorativos, como estípites, arcadas, hornacinas o bolas escurialenses.
Sacra Cantero Mancebo