Las construcciones con espacios más antiguos o elementos medievales conservados en Murcia son fortalezas, como en el caso de la fortaleza de Aledo, de en torno a 1085 o la de Caravaca, de los siglos XIII y XIV. De época medieval en origen son también las fortalezas de Bullas, Canara, Ricote, Moratalla, las torres del castillo de Lorca, con estructuras de en torno al último tercio del siglo XIII, o la torre-fortaleza de Alguazas, la más antigua conservada en la Región, del siglo XIV.
Los ejemplos mencionados, junto a otros muchos, nos conducen no a una arquitectura artística sino a una arquitectura militar, la de los castillos de Murcia. La funcionalidad de estas edificaciones y su origen islámico en la mayor parte de las ocasiones, nos enseña una arquitectura muy simple en sus líneas, construida con elementos muy sencillos como el tapial y el sillar, pocas veces de grandes bloques de cantería. Muros que generan una línea defensiva y torres vigías y defensivas son los elementos básicos que han aportado una estética singular del paisaje murciano y una referencia histórica muy relevante.
La situación fronteriza de nuestro territorio en este período histórico, situación que se prolongaría hasta 1492, condicionaba la evolución de las artes, desde la arquitectura hasta las artes decorativas.
En el año 1243 se firma el Pacto de Alcaraz que supone el fin del dominio musulmán en el territorio murciano y en 1245 se ordena la construcción de la antigua Catedral de Cartagena, conocida como Santa María la Vieja. En torno a esta construcción nacen distintas propuestas historiográficas que quieren incluso plantear la posibilidad de una construcción tardoantigua primigenia que pudiera justificar la supervivencia de la sede cartaginense, pero por el momento sólo nos podemos remitir a la documentación existente y a los restos que aún pueden ser estudiados.
Poco queda ya de la construcción de la antigua sede catedralicia, pero los pilares compuestos, las arquerías y algunos detalles ornamentales nos muestran una construcción de sillares, reaprovechados del Teatro Romano contiguo, que revelan una planta de tres naves con torre a los pies de claras referencias bajomedievales y levantinas.
Lorca también asistiría a la progresiva construcción de distintos templos del último gótico. Como ciudad más cercana a la frontera nazarí y con un recinto fortificado de origen islámico muy importante, la construcción de templos era una consecuencia lógica del lento programa repoblador de los reconquistadores. Las conocidas como parroquias altas de Lorca son hoy día un recuerdo que queda escondido en ocasiones entre maleza y que sólo muestra perfiles y secuencias visuales que nos retrotraen al gótico tardío. San Juan, San Pedro, Santa María y la ermita de San Clemente forman, aunque sólo ya en el recuerdo historiográfico, un conjunto gótico de especial interés para nuestra Región.
Hoy día los restos más visibles son los de San Pedro y Santa María, muy destruidos durante la Guerra Civil. En el caso de San Pedro podemos admirar una torre almenada y un arco conopial en el ámbito de entrada además de elementos decorativos de estilo flamígero. Los restos de Santa María, en proceso de recuperación, muestran unos alzados típicamente tardogóticos y su planta se ha relacionado con las plantas levantinas. Aún se pueden admirar los pilares compuestos y los collarines con hojas labradas entre los arcos apuntados y alguna bóveda de crucería nervada con rosetones.
En Jumilla se localiza otro ejemplo del gótico en Murcia. Se trata de la Iglesia de Santiago y en este caso podemos admirar unos volúmenes integrados en la totalidad del templo, remodelado en siglos posteriores al XV, momento en el que se levanto lo que hoy día es la nave central del templo. La fecha de construcción sería en torno a 1447, componiéndose la nave central y capillas laterales y concluyendo cuatro tramos abovedados.
Al exterior los contrafuertes y las gárgolas delatan el origen gótico del interior donde una amplia nave central, limitada por presbiterio renacentista y coro neoclásico respectivamente, nos muestra unas bóvedas donde las molduras flamígeras de la crucería destacan en sus claves por el contraste cromático y los detalles de sus escudetes.
Formalmente el estilo gótico no supera el siglo XV. Con la irrupción en Italia de los cambios del cuattrocento y el cinquecento, el gótico en Europa va quedando atrás para dar cabida a nuevas concepciones estilísticas que se unirán bajo el nombre de Renacimiento. El arte en España sin embargo tardaría en ser consciente de los nuevos referentes, de aquí que aún en el siglo XVI se siga construyendo y creando a la manera gótica. No nos deben extrañar ejemplos como el de Iglesia Vieja de la Asunción de Yecla, con cuerpos góticos realizados entre 1530 y 1540.
En la capital de la Región, en la ciudad de Murcia, los ejemplos del gótico tienen una especial relevancia ya que fue en la ciudad fundada en el 825 por los musulmanes donde se implementaron los esfuerzos políticos de las coronas cristianas en la recuperación del territorio
El actual monasterio de Santa Clara la Real fue fundado en el siglo XIII y construido sobre el palacete musulmán que había acogido a los últimos reyes moros. En su iglesia, y pese a las reformas de siglos posteriores, todavía se pueden admirar en el coro alto restos de bóvedas de crucería góticas decoradas en sus nervaduras con cielos estrellados y dragones, muy parecidas a las de la parroquial de Santiago en Jumilla, pero con un colorido que nos recuerda a los grandes temas fantásticos que se pueden admirar en distintos puntos de la Europa Gótica.
El proyecto de la Catedral de Murcia, sin ser enteramente gótico por la evolución de las obras durante varios siglos, comienza en el siglo XIV y tiene algunos ejemplos interesantes, alguno de ellos de gótico flamígero como el de la Capilla de Los Vélez. Esta capilla muestra una estética que la conecta con las corrientes europeas y en concreto con algunos trabajos desarrollados en capillas toledanas y burgalesas. La planta es octogonal y el desarrollo en altura dispone un amplio catálogo de formas góticas distribuidas en un barroquismo en el que una suerte de horror vacui se despliega por los muros. Arcos conopiales, de medio punto adornados de escudos y vegetación, filas superpuestas de arquillos lombardos, retículas, tribunas, nervaduras, etc.
Sacra Cantero Mancebo