Un claro ejemplo de esta nueva manera de entender los modelos clásicos son los martyria, edificios dedicados a la veneración de mártires cristianos, miembros de la comunidad muertos por su fe. Buena parte de los martyria fueron construidos tras las persecuciones a los cristianos de finales del siglo II y en Murcia poseemos los restos de uno de estos edificios, el Martyrium de La Alberca.
Los martyria son herederos de los monumentos a los héroes o grandes personalidades públicas construidos por la Roma pagana y conocidos como heroa. Los heroa mezclaron la funcionalidad de los templos con la singularidad de los mausoleos. Ya en el siglo II los cristianos comenzaron a construir los martyria, dedicados en principio a grandes personalidades, como la de San Pedro. Las vivencias de la comunidad cristiana, que poco a poco se extendía y filtraba en todos los niveles de la sociedad romana, fueron fomentando tanto la edificación de lugares para la liturgia como la de los martyria. Cualquier persona que hubiera sufrido muerte a causa de su fe podía ser loado en edificios de distinta tipología que tenían como eje fundamental el enterramiento de uno o varios mártires. Estos edificios fueron desarrollándose con los años hasta llegar en el siglo IV a ser construcciones monumentales, con ábsides interiores, división vertical de dos pisos, con cubiertas de bóveda de cañón y contrafuertes al exterior.
El Martyrium de La Alberca habría sido un edificio funerario dedicado a venerar los restos de algún mártir en torno a la primera mitad del siglo IV, y los paralelismos existentes con otros martyria como el de Marusinac en Salona o el de Pecs en Hungría nos permite imaginar el alzado de este edificio paleocristiano. Las características arquitectónicas básicas, edificio cuadrangular de varias alturas, cubierto con bóveda de cañón, con ábside en su cabecera y contrafuertes al exterior, lo sitúan también en relación a la arquitectura prerrománica del mundo visigodo que tiene ejemplos notables en el norte de España.
Un ejemplo de labrado de la piedra que nos aleja de las formas clásicas es el fuste de columna que custodia el Museo Arqueológico de Murcia. El motivo decorativo es una flor de cuatro pétalos inscrita en un círculo que se repite a lo largo del fuste. Motivos florales similares a este pueden encontrarse en el arte visigodo y prerrománico español, como en la Iglesia de San Juan de Baños. La repetición continua del motivo es un elemento estético que se muestra tanto en la estética bizantina como en la tribal germánica
El edificio funerario de La Alberca se encuentra muy cercano a los restos del yacimiento de la Basílica de Algezares, otro de los oficios paleocristianos y visigodos de la Región. La cronología de la basílica, cuyos restos, al igual que en el caso del martyrium, han sido estudiados por especialistas locales y extranjeros, se fija en el siglo VI, siendo poco probable la influencia del arte bizantino en ella. La planta basilical, de nave central y dos naves laterales, queda bien dibuja en planta, al igual que el baptisterio de uno de sus lados, probablemente una piscina para bautismo con inmersión.
Entre los restos materiales de esta basílica se pudieron recuperar basas, fustes y capiteles de columnas y unos interesantes fragmentos de celosías que han podido reproducir ventanales pétreos claramente vinculados a las expresiones plásticas prerrománicas.
Nos encontraríamos ante los restos de un edificio reutilizado por la sociedad visigoda y seguramente vinculado al martyrium de La Alberca que tiene también muy cerca los restos del castillo romano de Los Garres. Todos estos restos materiales nos permiten hacer una lectura leve pero interesante de la secuencia tardoantigua de la historia del arte en nuestra Región. Nos ayudan a perfilar también unas comunidades cristianas de las que, como hemos dicho, tenemos noticias en fuentes antiguas y que sin duda intervinieron en el desarrollo de la arquitectura y la plástica que dieron paso al mundo visigodo establecido a mediados del siglo V.
Sacra Cantero Mancebo