La geodiversidad, la memoria pétrea de la humanidad
Si preguntamos a nuestros zagales, alumnos, a la sociedad en general, ¿qué es la Naturaleza? Sin duda contestarían: Un atardecer ventoso de otoño, una noguera centenaria, los ríos, el mar, las estrellas, los asustadizos animales en libertad o un bonito paisaje montañoso. Pero pocos nos dirían: También las piedras; que sustentan a todo lo demás. ¿Y la cultura, qué es para ti la cultura?: Un monumento, una pintura, una buena novela, una película española, una canción o una escultura. Pero pocos responderían: La ciencia; herramienta que nos permite saber el origen de nuestro planeta, conocer sus rocas que nos facilitan la vida, que nos muestran la historia y el futuro de la Naturaleza, de nosotros mismos.
Ante estas respuestas, se justifica, pero no se comprende, que nuestra sociedad no sea totalmente culta, pues carece de una mínima sabiduría que le ayude a coexistir con el medio natural que le rodea y con sus procesos geológicos, a veces devastadores por este desconocimiento y desinterés. Que incluso, pueda ser fácilmente dirigida y convencida por sus dirigentes, y que no tenga una capacidad crítica y propia, ante los problemas medioambientales actuales. Nos referimos por ejemplo al tan aclamado cambio climático, donde, por ignorancia, intencionadamente o pretendiendo un fin loable como el no deteriorar la Naturaleza, siempre se obvia plantearlo según una visión geológica: explicando sus posibles causas naturales; que es un proceso que se ha repetido a lo largo de la historia de la Tierra; que las subidas y bajadas del nivel del mar son normales y están condicionadas por múltiples factores; o que incluso la variación climática ha generado, y generará, efectos positivos en diferentes parcelas de la vida a lo largo de la historia de la Tierra.
Bueno no hay mal que por bien no venga, gracias a ese desconocimiento, tiene Italia uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados, la ciudad de Pompeya, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Procesos geológicos que incluso han podido desencadenar acontecimientos sobre los que se sustentan las propias religiones y civilizaciones (las denominadas explicaciones naturalistas o conexión Gea), como el diluvio universal que podría estar asociado a la formación del Mar Negro y la apertura del Estrecho del Bósforo hace 7600 años, o el Éxodo y las plagas de Egipto que últimamente se relaciona con una erupción volcánica en la Isla de Thera (archipiélago de Santorini) y terremotos, explicados por la Teoría Éxodo-Volcán.
Mención aparte merece comentar brevemente el maremoto que afecto a Tailandia en 2004. Impactaba ver las imágenes difundidas por televisión sobre aquel acontecimiento, donde se narra que el mar se retiró más de 700 metros, pero nadie de los allí presentes se pregunta nada, los turistas se quedan esperando y viendo el traicionero espectáculo, no se daban cuenta de lo que pasaba cuando empezaron a correr ya era tarde. ¿Quién tiene la culpa de esta calamidad? Para intentar responder a esta cuestión hay que decir que la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, tras una recopilación de entrevistas con supervivientes de tsunamis de Chile, Hawai y Japón realizó tres años antes, en el 2001, un documento donde enseña cómo actuar frente a un tsunamis, en él se aconseja: “Muchos tsunamis se presentan, primero, con un retroceso del mar que deja emergidas grandes extensiones del fondo marino. Corra, no se detenga, aléjese a una zona elevada, el tsunami llegará con una velocidad de más de 100 km/hora”. Sin duda hay que hacer caso a los geólogos, merece la pena.
Además, la propia Naturaleza mezcla y hace interaccionar hasta tal punto todos sus componentes que genera una simbiosis donde cada parte de su ser es imprescindible, y por tanto igual de importantes. Sin embargo, el hombre intenta cuadricular el círculo, peca de separar sus componentes y en su afán de protagonismo olvida que vive dentro de un sistema del que él también forma parte, y de una forma a veces mal intencionada, desecha muy a menudo partes concretas de este sistema, entre ellas a la Gea.
En cualquier rincón de nuestro entorno vemos ejemplos sencillos de la importancia de la Geodiversidad para la vida y que pasan desapercibidos: Las borregas que se resguardan del sol abrasador del verano detrás de unos estratos calizos verticales que dan sombra. El campesino que ha aprovechado un bloque caído para hacer una pequeña caseta donde guarda sus aperos de labor. La vegetación que se alinea escogiendo aquellos estratos más idóneos para su desarrollo. Las cigüeñas que aprovechan los berrocales del magnífico paisaje granítico de los Barruecos (Cáceres) para anidar. Los animales del Parque de la Naturaleza de Cantabria, que viven entre los recovecos dejados por los mineros desde época romana al extraer el mineral de hierro, que a su vez fue generado por procesos geológicos, el karst de Cabárceno, etc.
En el año 2000 el Consejo de Ministros Nórdico realizado un folleto para difundir entre sus ciudadanos el concepto de Geodiversidad y su relación con los demás componentes de la Naturaleza y nuestro modo de vida. En él, entre otros contenidos, se dice que puede considerarse la Geodiversidad como pura diversidad geológica: litologías, registro estratigráfico, estructuras, formaciones superficiales, suelos, etc. Que los procesos geológicos originan la fascinante diversidad geológica de todo el mundo y que pueden actuar a escala global y lentamente (moviendo los continentes) o a escala local y muy rápida (originando catástrofes). Subrayan su relación permanente con la sociedad: desde el sílex en la prehistoria a la moderna utilización de compuestos minerales en la industria electrónica. O su relación con la biodiversidad: diversidad paleobiológica o paleontológica; o soporte material de la biodiversidad, formando con esta la Diversidad Natural. Terminan inculcando que:
“LA GEODIVERSIDAD ES NUESTRA RESPONSABILIDAD. La geodiversidad afecta a los usos del territorio, al desarrollo económico, a las actividades recreativas y de esparcimiento, y a otros muchos aspectos de nuestra sociedad. La conservación de esta diversidad depende de todos nosotros. Toda actividad debería tener en cuenta la diversidad en la naturaleza, tanto la biodiversidad como la geodiversidad. Debemos empezar en el ámbito individual, ya sea como propietarios o como ciudadanos. Nadie puede negar su responsabilidad alegando que sea responsabilidad del gobierno”.
En el año 2008 se celebró el Año Internacional del Planeta Tierra, auspiciado por la UNESCO y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS). Su fin fue concienciar, a los gobiernos y al mundo entero, sobre la necesidad de conocer y utilizar la sabiduría que la Tierra nos ofrece a través de esa ciencia milenaria que es la Geología. En este evento se enfatizó que las Ciencias Geológicas juegan un papel fundamental, teniendo en cuenta su vinculación a temas clave para el desarrollo de la sociedad tales como: aguas subterráneas y su uso sostenible; los riesgos geológicos y su mitigación; planeta y salud para construir un mundo más seguro; el clima en el registro de las rocas; los recursos geológicos hacia un uso más sostenible; las megaciudades y una construcción más segura; la tierra profunda desde la corteza al núcleo; los océanos y los continentes y su evolución geológica; los suelos, la piel viva de nuestro planeta; la Tierra y la Vida, los orígenes de nuestra diversidad natural. El texto de la UNESCO y la IUGS donde justifican por qué se necesita un Año internacional del Planeta Tierra avala algunas las reflexiones anteriores: En la vecindad de las costas del Océano Índico, murieron 250.000 personas porque los gobiernos del mundo no comprendían la necesidad de utilizar más eficazmente nuestro entendimiento de la Tierra. A los científicos de la Tierra les preocupa que los conocimientos geológicos sean subutilizados, pues su aplicación hubiera podido salvar numerosas vidas y medios de subsistencia.
La sociedad española puede sentirse orgullosa de tener universidades con mucha solera que crean profesionales, de renombre internacional, que le permiten conocer, aprovechar y vivir en armonía con su medio geológico, con la Gea, son los Geólogos. La licenciatura de Geológicas comenzó a impartirse como tal en Madrid en 1953 (ya desde 1857 se impartía en la carrera de Ciencias Naturales, junto con Bilogía), le siguió Granada en 1958. Barcelona, Huelva, Oviedo, País Vasco, Salamanca, Zaragoza, y recientemente, en el 2010, Alicante, completan esta oportunidad de formación.
En definitiva, las Ciencias Geológicas han salvado vidas, han proporcionado al ser humano, energía, agua, materiales de construcción, minerales, han permitido ahorrar mucho dinero, han sido la herramienta para entender la Tierra como un sistema, para conocer su historia, la evolución de la vida, e incluso nuestra propia evolución, han dado lugar a uno de los saberes más importantes del ser humano para conocer su medio, la Tectónica de Placas, y lo que es muy importante, han generado cultura. El legado que la Naturaleza nos ofrece; variedad de elementos geológicos, incluidos rocas, minerales, fósiles, suelos, formas del relieve, formaciones y unidades geológicas y paisajes que son el producto y registro de la evolución de la Tierra, es decir su Geodiversidad (artículo 3 de la Ley 42/2007 de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad), son la fuente de información, un libro pétreo que debe ser conocido y conservado por cualquier sociedad que se considere culta, con el apoyo de sus gobernantes.
El embriagarse de esta ciencia pétrea facultaría además para querer disfrutar, acariciar y por tanto conservar, un bien común de la geodiversidad, el Patrimonio Geológico. La Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España lo define como: “el conjunto de recursos naturales geológicos de valor científico, cultural y, o educativo, ya sean formaciones y estructuras geológicas, formas del terreno, minerales, rocas, meteoritos, fósiles, suelos y otras manifestaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar: a) el origen y evolución de la Tierra, b) los procesos que la han modelado, c)los climas y paisajes del pasado y presente y d) el origen y evolución de la vida” (artículo 3 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad).
Francisco Guillén Mondéjar