Primera parada: Panorámica
Cuando llegamos a la zona, en la desembocadura de las ramblas de las Canteras y el Hortillo con el río Guadalentín, junto a la carretera, podemos admirar una buena panorámica e intentar diferenciar todos los elementos del paisaje y de diversidad geológica. Lo primero que nos llama la atención es lo bien que se observan los cauces encajados del río Guadalentín y de las ramblas de las Canteras y Hortillo. La falta de vegetación permite ver un paisaje semiárido, donde la geodiversidad rezuma por todas partes. Los grandes paquetes de calcarenitas y arrecifes (formación Manilla); los estratos curvados y de tonos rojos del delta (formación Peñones) que nos indica cómo iba avanzando el delta hacia el este, hacia el centro de la cuenca de Lorca; las terrazas fluviales; los relieves modelados por el hombre con antiguos bancales abandonados, u otros que resisten todavía a una agricultura difícil; la gran amplitud del cauce del río Guadalentín, un río traicionero y peligroso. En fin, una gea que evoca multitud de procesos geológicos y que no deja a nadie indiferente.
Segunda parada: rambla de las Canteras
La parte final de la Rambla de las Canteras, y también la del Hortillo, presenta una morfología típica de un cauce encajado, pero con la particularidad de que lo hace sobre una bioconstrucción arrecifal de varios metros de potencia muy bien conservada. El recorrido se puede hacer por un camino que hay en su margen izquierda, o bien por el cauce. Si se elige esta última opción, la más complicada, se podrá observar una may diversidad paleontológica y restos canteras más antiguas.
El edificio arrecifal, está principalmente compuesto por organismos del género Porites sp. en colonias en forma de bastón, coliflor e incluso hemisféricas y en menor medida, contribuyen Tarbellastrea sp., Platygyra sp. y Siderastrea sp. Asociados a este arrecife aparecen, en numerosos puntos, otros organismos como lamelibranquios, en concreto Crassostrea crassissima o gryphoides, algas rojas, equinodermos, briozoos y raíces de plantas, estas últimas en las zonas más limosas, que en aquellos tiempos estaban más protegidas del mar abierto. Estos fósiles indican un ambiente costero con gran profusión de la vida, semejante a las actuales zonas tropicales.
Todas estas rocas están surcadas por varias fallas normales que aparecen muy bien conservadas a un lado y otro de la rambla de las Canteras. Hay un plano de falla, junto al camino, donde se ha conservado, esto es raro, la roca cataclástica, es decir la roca que se trituró por la presión que ejercieron los bloques o labios de falla al moverse. La zona llama la atención al visitante, por la cantera de sillares que en ocasiones utilizaban estos planos de falla para realizar la corta. Todavía hoy existe un pequeño cartel que contiene la fecha de extracción y el nombre del propietario, 1911-12 Pedro López.
En los márgenes de la rambla podemos ver sedimentos de terrazas que engloban grandes bloques, que nos indican la bravura de las aguas que los aportaron. También son comunes los desprendimientos de rocas. El paseo puede ser doblemente gratificante tras épocas de lluvias pues esta rambla suele llevar el agua que rezuman estos antiguos arrecifes, no olvidemos que son excelentes acuíferos. Lástima que el poco civismo del ser humano se muestre en algunos vertidos que aparecen en su cauce.
Una vez visitada esta rambla, se recomienda hacer una visita panorámica a la rambla del Hortillo, desde la carretera o por un camino que discurre por su margen izquierda, se puede divisar su espléndido encajamiento y su exuberante vegetación.
Tercera parada: fallas del río Guadalentín
Más abajo, ya en el cauce del río Guadalentín y en las paredes que limitan un meandro que se sitúa al este de la rambla de la Canteras, existe un juego de fallas normales con magníficos espejos, donde se observan perfectamente sus estrías verticales. Están asociadas al límite oeste de la denominada Falla de Batanes, una extensa falla que llega hasta Lorca. Deducir que tipo de fallas son, es muy fácil porque afectan a calizas arrecifales con intercalaciones de lutitas rosadas, que sirven como estratos guía para averiguar el movimiento de los bloques. Estamos en unos de los lugares donde mejor se puede apreciar estos procesos tectónicos de toda la Región de Murcia.
Aquí, también los corales forman parte del patrimonio geológico, ya que gran parte del talud es un edificio arrecifal. Los ejemplos de corales que aparecen en ocasiones con morfología conicoradial, en posición de vida, es lo más excepcional. Su visión está favorecida por el socavamiento del agua del río Guadalentín al pie del talud.
Llamará la atención del visitante una antigua canalización de agua, en parte rota por el paso del tiempo, en cuyas paredes la cal que precipitaba el agua que por allí discurrió, todavía hoy se conserva.
Unos metros aguas abajo, podemos deleitarnos con una gran concentración de pequeñas ostras, magníficamente conservadas, parecen casi frescas, a pesar de tener una decena de millones de años. Este yacimiento paleontológico se sitúa en un entorno arqueológico, asociado al aprovechamiento del agua, existen algunos pozos que requieren nuestra atención por el riesgo de caídas.
Cuarta parada: desprendimientos y erosión
Los riesgos geológicos también son observables en estas zonas, en concreto existen desprendimientos y vuelcos en los taludes y laderas de los materiales areniscosos originados por el descalce de dichos relieves, gracias a los procesos de socavamiento del río Guadalentín y rambla de las Canteras en las distintas avenidas, pero destaca un gran paleodesprendimiento que hay en la margen izquierda del río Guadalentín, que afecta también a otro edificio arrecifal asentado sobre depósitos deltaicos.
El acercarse a este borde del cauce permitirá ver en detalle cómo los arrecifes han crecido sobre los depósitos de delta, cuando éste ha estado inactivo durante un tiempo suficiente, siendo posteriormente enterrados. También aquí, se ven los procesos erosivos como abarrancamientos y galerías verticales (pipings), desprendimientos de rocas con diversos tipos de fósiles y la cicatriz del borde oeste del gran desprendimiento. Se recomienda el ascenso por un camino que lleva a la cabecera de este desprendimiento, si bien no se aconseja adentrarse en ella pues existen muchos agujeros. Desde este camino las vistas hacia la rambla de la Canteras y las zonas de fallas del río Guadalentín, son muy fotogénicas.
Por último, el patrimonio geológico de este entorno se completa con las diversas terrazas fluviales que se han conservado, a una misma altura, tanto de los márgenes de las ramblas como del río Guadalentín. Terrazas cuyo origen evocan procesos de sedimentación y posterior encajamiento fluvial, cuyas causas pueden ser muy variadas; cambios climáticos, capturas fluviales, variaciones del nivel del mar, etc. Su estudio científico en detalle permitirá conocer la evolución geológica reciente de estos cursos fluviales.
Un complemento a este Lugar de Interés Geológico es la visita al cercano pantano de Puentes que está acondicionado para su uso recreativo y educativo. Desde allí se puede recordar que este pantano tiene una larga y sufrida historia en su intento de regular unos de los ríos más peligrosos de la Región de Murcia. Conocido como uno de los ríos más salvajes de Europa, por los árabes denominado río de barro, las numerosas avenidas del río Guadalentín han quedado grabadas en la memoria de los murcianos.