Abarán

    La obra musical de David Templado

    El estilo de composición de David Templado hay que enmarcarlo dentro de los armonístas, es decir, aquellos que daban prioridad a la expresión armónica sobre la melódica.

    Cuando se presenta a la Escuela de Músicos Mayores Militares hay una sorpresa recíproca: el profesorado (Samperlotti y Brandhus) y su director aprecian que un modesto músico de pueblo ha sobrepuesto la expresión armónica a la melódica, y el alumno incipiente observa una línea en sus profesores a la que él puede adherirse perfectamente porque es la suya.

    En sus apuntes de composición van apareciendo simultáneamente melodía y armonía, es decir, no es que diseñe un motivo melódico y luego armonice, sino que es como si concibiera al mismo tiempo la línea melódica y su acompañamiento.

    Etapas

    Primer periodo (1909-1917): de puertas a fuera

    Las composiciones son concebidas para que salgan de su entorno, es decir, de Abarán, de su Banda y de su Coro. A esta época pertenecen las piezas para piano editadas en Casa Erviti de San Sebastián, Ildefonso Allier de Madrid, y también, en su propia imprenta. Es el personaje que busca proyección, que participa en concursos de composición y crítica musical, o que entabla relaciones de amistad con compositores de la talla de Rogelio Villar. 

    En 1917 decide su asentamiento definitivo en Abarán. Cambiando entonces sus motivaciones para componer.

    En esta segunda etapa no será su afán de proyección lo que motive sus composiciones, sino algo tan distinto como las sugerencias de su hermana Esperanza para que vaya incorporando música religiosa en el ciclo litúrgico anual. También influirán en David los textos del Párroco Don Juan Belmonte -a quien le une gran amistad -, o la incipiente y prometedora voz de su sobrina Juana Templado, que le hace incluso introducir pequeñas variaciones en su estilo.

    Evolución musical a través de las Letanías

    Un seguimiento a la evolución desde el principio al final de su carrera se puede llevar a cabo con el estudio de sus doce letanías.

    Estas composiciones comienzan en los inicios de su carrera y acaban un año antes de su muerte. La madurez que va alcanzando el compositor con el tiempo queda plasmada en ellas.

    Todas del mismo estilo, con unas ideas muy claras sobre la expresión musical que subyace en los textos. Varía sin embargo el empleo de recursos artísticos, que alcanzará su culminación en la última de ellas, la XII.

    Obras

    Únicamente nos han quedado editados de David Templado dos pasodobles: Arapiles León y las Navas y Claro de Luna; una diana: Saludo al día; y una marcha fúnebre: Eterno Adiós.. El resto de marchas y pasodobles al igual que rapsodias, suites...etc., nunca estuvieron impresas para su divulgación, y sólo fueron interpretadas por la banda de Abarán que el autor dirigía.

    Sus piezas eran compuestas sin buscar ningún tipo de trascendencia mas allá de la interpretación durante cierto tiempo por su Banda. A veces incluso eran los componentes de su agrupación los encargados de titular las piezas.

    A pesar de todos estos condicionantes, la impronta del autor está presente en todas sus composiciones y, aunque parte de su obra ha desaparecido, a continuación se recoge una clasificación de algunas de sus piezas: