Prats formó parte de la expedición del Real Madrid que el 16 de junio embarcó en un trasatlántico desde el puerto de Barcelona. Su debut en la gira americana se produjo el 9 de julio ante la selección de Argentina, finalizando el encuentro con empate a cero. Prats se encargó de anular en este encuentro a Orsi, el ídolo de la afición local. Tras disputar encuentros por Argentina, Uruguay, Perú, Cuba, México y Estados Unidos, el 28 de septiembre la expedición madridista inició embarcó para iniciar el viaje de retorno a España. Prats había pasado casi cuatro meses lejos de España y en el Real Murcia se esperaba su regreso con una cierta ansiedad.
Nada más llegar a Murcia el jugador comunicó a la junta directiva del Real Murcia que había llegado a un acuerdo con el Real Madrid para fichar por este club. El Real Murcia hizo todo lo posible por retener al jugador, pero no le quedó más remedio que acceder a los deseos del jugador. El traspaso de sus derechos le reportó al club un beneficio de 17.000 pesetas. Pachuco Prats permaneció en las filas del equipo madridista desde la temporada 1927/1928 hasta la campaña 1932/1933. Durante este periodo el centrocampista vasco disputó otros seis encuentros con la Selección Española, entre ellos el mítico España-Inglaterra (4-3) del 15 de mayo de 1929 en el Estadio Metropolitano. El último partido en el que Prats vistió la camiseta nacional fue un Portugal 0 España 1, celebrado el 30 de noviembre de 1930 en tierras lusas.
Fichaje por el Alicante
Durante su estancia en el Real Madrid Prats comenzó a pensar en su futuro al margen del fútbol. En 1931 inauguró un bar en Baracaldo (el propio Prats regentaría el establecimiento cuatro años después), por lo que se especuló con la posibilidad de un regreso a Vizcaya. El Athletic de Bilbao estuvo interesado en su fichaje, pero la operación su frustró porque el Real Madrid pidió 40.000 pesetas por el traspaso. En 1933 Prats se desvinculó del Real Madrid. Durante el verano el futbolista aceptó una oferta para jugar en el Alicante CF que militaba en Tercera División, simultaneando el puesto de jugador con el de entrenador. Logró hacer campeón de su grupo a los alicantinos, lo que le dio derecho a disputar eliminatorias para optar al ascenso a Segunda División, siendo eliminados por el Gerona. En vista de la buena labor realizada prorrogó su estancia en Alicante durante la temporada 1934/35.
Al término de estas dos campañas, Prats fijó su residencia en Baracaldo. Allí abrió un bar con la intención de dedicarse a su explotación. Sin embargo, terminó vistiendo de nuevo los colores del equipo de dicha ciudad durante la temporada 1935/36, en Segunda División, al ser requerido por sus dirigentes. Aún, a pesar de que en los primeros encuentros demostró no encontrarse en buenas condiciones físicas, pronto comenzó a destacar y a seguir mostrando aquel pundonor y garra que le llevaron en su día a lo más alto de su carrera. El inicio de la Guerra Civil puso punto y final a su trayectoria deportiva. Posteriormente se hizo entrenador. Durante las décadas de los años 40 y 50 dirigió a clubes como el Indauchu, Constancia de Inca, Baracaldo y San Fernando.
Homenaje en Baracaldo
Francisco García-Villalba, médico homeópata del Real Murcia, contó varios años después una curiosa anécdota que le ocurrió a Pachuco Prats durante su estancia en Murcia. “En una ocasión, en un partido que disputó el Murcia fuera de casa, al terminar el encuentro un espectador saltó al terreno de juego dirigiéndose a Pachuco Prats a quien con una soberbia aguja de esparto le dio un soberano pinchazo al mismo tiempo que exclamaba ‘toma, por ser el mejor’” .
El 16 de mayo de 1969 se le tributó un calido homenaje en Baracaldo. Fue un día festivo en el se puso en liza el ‘Primer Trofeo Pachuco Prats’, que enfrentó al Baracaldo y al Real Madrid. Durante el transcurso del acto el antiguo jugador del Real Murcia recibió una copa de manos de Santiago Bernabéu. Manuel ‘Pachuco’ Prats falleció en Baracaldo el 22 de septiembre de 1976.