Antes de la institución de escuelas oficiales de cine en España (el 'Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas' o IIEC data de 1947), muchos eran los aficionados que hacían cine, a los que se les conoce como cineastas amateur.
El término amateur puede llevar a confusión puesto que a los aficionados se les presupone siempre una calidad por debajo de la alcanzada por un profesional. En efecto los “amantes” disponen de pocos medios, y en su mayoría son autodidactas. Pero esa falta de formación y presupuesto fue suplida con entusiasmo, plasmando en sus diferentes formatos (9mm, 8mm, 16mm y súper 8) obras de gran interés para sus coetáneos y patrimonio indiscutible de la historia de nuestros audiovisuales.
Los académicos Cánovas y Cerón (1990) señalan tres oleadas o generaciones. La primera, viene a ser constituida por los fundadores de la Asociación de Amigos de la Fotografía y el Cine Amateur, fundada en 1954. La segunda oleada estaría formada por Andrés Cegarra, Salvador Clemares Montesinos, Manuel Sanchez Montesinos, José María Candel y Juan Pedro Gómez entre otros, también aficionados pertenecientes a la citada Asociación. Por contra la tercera, entraría de la mano de la Cátedra de Cine de la CAAM y tuvo como consecuencia una importante expansión de las actividades de divulgación y creación cinematográficas en otros municipios y provincias del Levante.
En resumen podemos hablar de un importante movimiento cultural que tan sólo rivaliza con el desarrollado en Cataluña que, desde los años 30 es el principal foco de cineastas amateur.
Prueba de la importancia y de la calidad de los amateurs murcianos podemos encontrarla en sus éxitos internacionales, especialmente patente en aquellos premios obtenidos en el Certamen Amateur Internacional organizado por la UNICA que tenía (y aún tiene) su sede española en el centro de excursionistas de Cataluña.