Otro foco de atención de los cineastas en busca de hermosos parajes se ha centrado en los paisajes de la costa murciana.
Cartagena es testigo de importantes periodos de nuestra historia como la batalla donde el navío nacionalista Baleares fue hundido por la escuadra republicana, hecho reconstruido en la película El crucero Baleares (Enrique del Campo, 1941). La cinta, tras un pase privado en abril de ese año, al parecer debido a su deficiente calidad, fue prohibida y destruidas sus copias por orden de las autoridades. Sucesos paralelos sobre la guerra civil con material documental y de ficción, son también recogidos en la película Cruzada en la mar (Isidoro M. Ferry, 1968).
Los hermosos parajes de Cabo de Palos, Cartagena, Escombreras, y San Pedro del Pinatar fueron empleados para crear una España exótica que sirviese de escenario a un particular imitación de James Bond en la película de culto Special Mission Lady Chaplin (Alberto de Martino, 1966).
Una versión intrepida del joven Miguel de Cervantes, podemos verla en Cervantes (Vicente Sherman, 1967). Interpretada por los internacionales Horst Buchholz y Gina Lollobrigida, fue rodada en diferentes puntos de España con escenas marítimas en el Mar Menor y Cartagena. En este tono de aventuras estarían también localizadas en la zona algunas de las escenas de La luz del fin del mundo (Kevin Billington, 1971) basada en la conocida obra de Julio Verne.
Al comienzo de la década de los 70, se ambientan algunas películas en el Mar Menor con fines turísticos tales como La vida sigue igual (Eugenio Martín, 1969), protagonizada por Julio Iglesias y rodado en instalaciones del complejo turístico de La Manga como son el Casino y el emblemático Hotel Entremares. También se estrenarían en esa época otros filmes menos dramáticos como En un lugar de La Manga (Mariano Ozores, 1970) protagonizada por Concha Velasco y Manolo Escobar; Ya no va más (Mariano Ozores, 1988) y Hacienda somos casi todos (Mariano Ozores, 1989). Años después, en el terreno del melodrama tendríamos obras más personales, cercanas al melodrama, como Retrato de mujer con hombre al fondo (Manane Rodríguez, 1997) y Rencor (Miguel Albaladejo, 2002), protagonizada por Lolita Flores.
En la última década podemos encontrar también películas con un punto en común: la búsqueda del Mediterráneo y sus misterios. A esta categoría pertenecerían cintas como Son de Mar (Bigas Luna 2001), inspirada en la propia mitología mediterránea, donde el imaginario pueblo costero de Circea es imaginado en diversos puntos del Mar Menor.
Ese punto de conexión, que también podríamos entender como del Mediterráneo y la literatura, es común a otros filmes como La Carta Esférica (Imanol Uribe, 2007) basada en la obra del cartagenero Arturo Pérez Reverte y que, con constantes referencias a la literatura de Joseph Conrad, o R.L Stevenson ambienta la búsqueda de un nuevo tesoro en algún punto entre Cartagena, Murcia y Águilas. También en Garden of Eden (John Irvin, 2008), obra póstuma de Ernest Hemingway que transcurre en Francia y España, se ahonda en esa relación entre literatura cine y paisaje, pero a través no sólo de paisajes de costa, en Los Alcázares, sino del hermoso entorno del Valle de Ricote y Archena.
Un viaje similar emprende el personaje de Paco Rabal: desde Cartagena a Archena, pasando por Alhama de Murcia en la obra de Antonio Eceiza; Felicidades, Tovarich (1995).
Por último, las instalaciones de la Academia General del Aire de San Javier han sido escenario para películas de ambientación militar como el clásico Alas de Juventud (Antonio del Amo, 1949), la más reciente Alas Rotas (Carlos Gil, 2002) o la producción americana Green Zone: Distrito protegido (Paul Greengrass, 2010), ambientada en la ocupación americana tras la guerra de Iraq. En esta última, diversos exteriores del municipio de Fuente Álamo, San Javier y Los Alcázares fueron “maquillados” para el rodaje de exteriores del Palacio Republicano iraquí y el centro de inteligencia Mukhabarat.