La Región de Murcia es una tierra de contrastes. A mediados de julio, en lo más álgido del verano, el blanco brillante de la cuencas margosas del interior contrasta con el verde, inimaginable en Murcia por estas fechas, de los herbazales de fuentes y prados húmedos de Moratalla.
Hay tres zonas en Murcia que destacan por su mayor diversidad florística. Del interior a la costa nos encontramos, en primer lugar, a las sierras del Noroeste, que presentan notables endemismos subbéticos y elementos eurosiberianos y submediterráneos de carácter finícola, muchos de ellos muy localizados en algunos de los enclaves más húmedos, como corresponde a especies terminales en su areal de distribución. También se dan aquí diversos elementos de nuestra flora que requieren mayor pluviometría para crecer.
Prácticamente en el centro de la Región se localiza Espuña, la sierra de más nombre de Murcia. Constituye un ejemplo claro de sierra mediterránea, donde el carrascal ha sido sustituido por el pinar de pino carrasco (Pinus halepensis), en este caso de repoblación, como otros tantos bosques murcianos. Este núcleo montañoso se comporta como una autentica isla climática y de vegetación, y por su ubicación presenta numerosas influencias de la flora levantina y manchega e incluso bética, como así lo constata la presencia de formas próximas del clavel (Dianthus subbaeticus), un endemismo de las sierras subéticas, que contaría en Espuña con su localidad más oriental. Algunas de las especies que crecen en esta sierra sólo lo hacen aquí en el territorio murciano o presentan en Espuña la mejor de sus poblaciones: arce de Montpellier (Acer monspessulanum), milenrama (Achillea millefolium), brezo de irlanda (Erica erigena), etc.