El trayecto que aquí se describe empieza en la ladera oriental del cerro. Bordeándola, se asciende hasta la cima y se baja por la ladera suroeste. Es un recorrido sencillo aunque requiere llevar atención con los resbalones, pues no hay un camino definido.
En primer lugar, al pie de la montaña, podemos ver los esquistos y cuarcitas triásicas que constituyen las rocas caja por donde ascendió el magma. Se puede observar en ellas la foliación y la deformación típica de las rocas metamórficas presentes en los alrededores.
Las rocas volcánicas que se pueden observar conforme nos paseamos por las laderas de este volcán, son de dos tipos:
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Basaltos con textura porfídica con cristales de olivino muy alterado y piroxeno, en una pasta microcristalina rica en plagioclasa. Son basaltos escoriáceos de color marrón-rojizo a negro, con abundantes huecos, que a veces aparecen rellenas de zeolitas y carbonatos, pero que, cuando no es así, se aprecia una clara textura pumítica (vacuolar). Suelen presentar grandes xenolitos (hasta 25 cm) de las tres clases mencionadas anteriormente.
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Basaltos masivos de color oscuro (casi negros), con textura vítrea que no presentan apenas vacuolas. Son más abundantes en la parte alta del cerro y presentan xenolitos de escala centimétrica y composición lherzolítica fundamentalmente.
En la superficie de estas rocas volcánicas se pueden observar costras calcáreas (caliches), que crean el interrogante de su origen porque en el entorno no hay rocas carbonatadas. La respuesta hay que buscarla considerando la simbiosis de todos los componentes del planeta Tierra, atmósfera, hidrosfera, biosfera y geosfera. Se forman por la meteorización de la plagioclasa cálcica existente en los basaltos, al reaccionar con el CO2 atmosférico y biológico, para dar carbonatos que precipitan formando estas costras. Un ejemplo muy didáctico para explicar los sumideros de CO2 naturales que posee la Naturaleza.
Estos basaltos son pobres en sílice (entre el 45% y el 49%), con un alto contenido en álcalis (sodio y potasio) y se formaron por una pequeña proporción de fusión parcial del manto (se calcula en torno al 5%), lo que explica la gran cantidad de elementos alcalinos. Los investigadores estiman que el magma surgió de una profundidad próxima a los 70 kilómetros, bajo una corteza adelgazada. En su ascenso desde la base de la litosfera fue englobando restos de las rocas ígneas y metamórficas por las que iba pasando, formando los xenolitos antes descritos.
El xenolito más espectacular resalta en el relieve. Se trata de unos bloques subverticales de más 50 m2 de esquistos, que bien podrían confundirse con algún menhir o dolmen. Pero en este caso es la furia de la Naturaleza quién ha realizado este monumento natural. Es un lugar idóneo para imaginarse la energía que tenía este volcán. Un volcán de tipo estromboliano con erupciones donde se emitieron materiales piroclásticos y coladas de escasa potencia.
Desde el enclave metamórfico se asciende hasta la cumbre pisando el centro donde emanaba la lava. Una vez en la cumbre del cerro, que tiene 249 m, conviene hacer un alto en el camino y disfrutar de los paisajes que nos ofrece las vistas, donde podemos ver parte del campo de Cartagena y sierra limítrofes.
La ladera oeste quizás sea la zona más espectacular del volcán. En ella se pueden ver gran variedad de tipos de emisiones volcánicas. Atravesamos restos de antiguas coladas de poca extensión que se descuelgan por las laderas del volcán. A pesar de la intensa alteración y de los procesos de erosión acaecidos desde su formación en algunos sitios es posible delimitar incluso el frente de la colada.
Las coladas corresponden a una lava de tipo "aa" (palabra hawaiana que significa áspera) que desarrolla un relieve pedregoso, un malpaís, aún observable. Esto es debido a la viscosidad de la lava por su poco contenido en gases, que dio lugar en su descenso a una costra superficial sólida que debido al movimiento de la lava que circulaba por debajo, se fue fracturando y amontonando, dando lugar a una superficie rugosa. En lo alto de la zona suroccidental se observan coladas de tipo cordado, pahoehoe (palabra hawaiana que significa suave), lavas menos viscosas que fluyen con mayor facilidad y que dan lugar a superficies lisas.
Las lavas presentan en algunos casos una descamación, similar a las capas de una cebolla, típica de la meteorización de lavas, que incluso recuerdan a estructuras de enfriamiento de la lava al entrar en contacto con el agua, las lavas almohadilladas o pilow-lavas, que debieron tener un origen freatomagmático.
También en esta ladera se pueden observar los procesos de desmantelamiento del volcán, desprendimientos y piedemontes volcánicos que se superponen sobre sedimentos arcillosos. Como final del recorrido se pueden comentar los conocimientos adquiridos en este paseo por uno de los más bellos volcanes de Murcia, disfrutando de algún buen manjar en los bares de las Casas de Tallante.