La desaparición de El Pandero en 1893 dejó a los jumillanos huérfanos de un medio de comunicación que recogiera los acontecimientos políticos y sociales más importantes de la localidad. En los últimos años del siglo XIX se editaron algunas publicaciones de menor importancia. La primera de ellas fue el Boletín de la Cámara Agrícola de Jumilla (1895). Le siguió El Aguijón (1897), un semanario que “admitía como colaboradores a todos los jumillanos”. De la lectura de su primer ejemplar se desprende que partió con la intención de convertirse en el sucesor de El Pandero, pero parece ser que ni siquiera logró completar un año de vida.
En 1899 aparecieron dos nuevas publicaciones que debieron de tener una vida efímera: El Pueblo, periódico editado por el Círculo Republicano que cumplía una labor propagandística, y La Zambomba, un “periódico de literatura, ciencia, artes, información e intereses locales” que se publicaba los domingos. No existen indicios de que alguna de estas dos publicaciones alcanzara los dos meses de vida.
Rivalidad política
A principios del siglo XX existía una fuerte rivalidad política entre Roque Martínez Pérez, máximo representante del partido ciervista en la localidad, y Eugenio María Espinosa de los Monteros, quinto Barón del Solar, quién ostentaba la representación del partido albista. Ambos se convirtieron en las dos personas más influyentes de Jumilla durante esta época. Esta circunstancia determinó que surgieran periódicos afines a ambos, o incluso patrocinados por ellos mismos. Roque Martínez, de profesión médico, era muy apreciado por haber realizado numerosas obras sociales en la localidad. Había sido una de los fundadores de la Cámara Agraria de Jumilla y uno de los propulsores de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Más tarde fue presidente de la Región Agraria de Levante y alcalde de Jumilla. Por su parte, el Barón del Solar era el jefe político conservador de todo el distrito, incluidas la localidades de Yecla y Fortuna.
El periódico más importante de Jumilla en la primera década del siglo XX fue El Barbero. Se denominó “semanario independiente, curioso y jocoserio”. Su director, Pedro Jiménez López, antiguo redactor de El Pandero, trató de seguir una línea similar a la de este periódico, e incluso en su primer número recordó a sus antiguos compañeros de redacción, algunos de ellos, ya fallecidos, y aunque reconocía que no pretendía llenar ningún vacío, siguió la línea establecida por El Pandero al afirmar que “venía a servir con agrado, esmero y equidad a todo parroquiano que quiera utilizar sus servicios”. Pedro Jiménez continuó haciendo gala de su ingenio y de su comicidad. El Barbero fue el periódico más importante de esta época, pues se publicó durante cuatro años y editó más de 200 números.
Fray Potolio y El Eco
En noviembre de 1905 se empezó a publicar Fray Potolio, que se denominaba “semanario ilustrado”, pero en realidad era una publicación humorística. Este periódico editó alrededor de 20 números, pese a que la fuerte competencia de El Barbero le auguraba una desaparición más pronta. Posteriormente se inició la publicación de Humanidad Libre, un semanario local que se declaraba enemigo de la política y de la religión, y que editó su primer número el 27 de enero de 1907.
El 27 de septiembre de 1908 vio la luz El Eco, un semanario conservador, que aunque en su primer número se denominaba independiente, en realidad estuvo vinculado a los intereses del Barón del Solar. Su mesura inicial derivó a partir de 1909 hacia un tono más agresivo. El Eco, que se componía esencialmente de información política y de noticias locales, desapareció en 1910.