Es un arte de red móvil y, por tanto, de los considerados activos, al remolcarse por la popa de una embarcación con la intención de pescar todo lo que encuentre en su camino, pudiendo decir que el aparejo va en busca del pez, al contrario de los pasivos que esperan a que la presa llegue y se enrede.
La red tiene forma de saco y su boca debe permanecer abierta para que pueda pescar. En la actualidad, la abertura vertical se consigue colocando flotadores o boyarines en la parte superior de la boca (relinga superior) y lastrando con cadenas la parte inferior (relinga inferior). En cambio, para la abertura horizontal se recurre a las puertas, piezas metálicas o de madera casi rectangulares, que colocadas adecuadamente en los cabos de tracción de la red tienden a separarse por la resistencia que ofrecen al agua cuando el barco está en movimiento.
El arte de arrastre ha estado y está en constante evolución, siendo una de las formas de pescar donde el desarrollo industrial ha tenido una gran incidencia. Existen diferentes tipos según las especies que se quieran pescar, siendo el más extendido el arrastre de fondo, en el que la parte inferior de la boca del aparejo está en contacto con el fondo. Por el contrario, el arte de arrastre de profundidad regulable actúa flotando entre dos aguas y pesca las especies que viven en este entorno.
Las embarcaciones de arrastre son de tamaño medio o grande, y están equipadas con potentes motores. Sus redes deben tener una amplitud de malla superior siempre a 4 cm y no podrán ser usadas nunca en fondos con una profundidad menor de 50 m. Su actividad se puede desarrollar durante cinco días a la semana, no pudiendo faenar más de doce horas diarias. Las especies que pescan deben tener una talla mínima para poder comercializarlas.
Es un arte de pesca muy poco selectivo, que causa impacto en los fondos ricos en especies bentónicas no comestibles (algas, esponjas, cnidarios, etc.).
La flota de pesca de arrastre representa el 14% de la flota pesquera de la Región, estando formada por 33 barcos repartidos desde Águilas con 12 pesqueros, Mazarrón con 9, Cartagena con 4 y San Pedro con 1. Las embarcaciones suelen ser de tamaño medio, unas 50 TRB y un motor de unos 300 HP, y su tripulación suele estar formada por 1 patrón, 1 maquinista y 2 o 3 marineros.
Algunas de las especies que se pescan con este arte y se describen en el capítulo organismos marinos son los moluscos: Charonia nodifera, Pecten jacobaeus, Sepia officinalis y Octopus vulgaris. Los crustáceos: Squilla mantis, Nephrops norvegicus, Homarus gammarus, Palinurus elephas, Calappa granulata, Liocarcinus vernalis y Carcinus aestuarii. Los peces: Torpedo marmorata, Torpedo torpedo, Myliobatis aquila, Scyliorhinus canicula, Lophius piscatorius, Cephalocantus volitans, Mullus surmuletus, Pagellus erythrinus, Trachinus araneus, Uranoscopus scaber, Scorpaena scrofa, Scorpaena porcus, Trigloporus lastoviza.
Juan Carlos Calvín