Miguel Cabanellas

  El general cartagenero fue presidente de la Junta de Defensa Nacional en 1936 hasta el nombramiento de Francisco Franco como jefe del Estado y Generalísimo del Ejército.

 Principales bases militares

-Murcia: 6º Regimiento de Artillería Ligera.
-Cartagena: principal base naval del Frente Popular.
-Los Alcázares: capital de la 2ª Región Aérea.
-S. Javier: base aeronaval.
-Archena: escuela soviética de tanques.

  Retaguardia republicana

  La región de Murcia suminitró alimentos al frente republicano y atendió a los heridos en su red de hospitales de sangre.

           Hitos militares

-Bombardeo de las cuatro horas en la ciudad de Cartagena (25-XI-1936).
-Explosión del acorazado Jaime I en el puerto de Cartagena (17-VI-1937).
-Bombardeos aéreos sobre Águilas (1938).
-Hundimiento del buque Castillo de Olite (7-III-1939) en Cartagena.


  Las operaciones militares de la Guerra Civil entre nacionales y republicanos sucedieron entre el 17, 18 y 19 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. La región de Murcia pertenecía a la III División Orgánica del Ejército Republicano, con cuartel general en Valencia bajo la dirección del general Fernando Martínez Monje. Esta región militar permanecería bajo control republicano hasta el final de la contienda.

  Las fuerzas republicanas de la provincia murciana estaban formadas por: el 6º Regimiento de Artillería Ligera de Murcia; la base naval de Cartagena, con el Arsenal, las flotillas de destructores, submarinos y torpederos, el 3er Regimiento de Artillería de Costa y el Regimiento de Infantería Sevilla nº34; la base de polimotores (aviones de transporte adaptados para el bombardeo) de Totana; la base aeronaval de San Javier, con cazas, hidroaviones y una escuadrilla de torpederos; y el aeródromo de Los Alcázares, con la escuela de bombardeo y tiro.

  Además, Los Alcázares era la capital de la 2ª región aérea del Ejército del Aire republicano, comprendida por las provincias de Murcia, Albacete, Granada y Jaén. Alcantarilla acogió la escuela elemental de Aviación y El Palmar la escuela de Transformación de pilotos de caza. En total, la provincia de Murcia contaba con 14 aeródromos. El Monasterio de Los Jerónimos de Murcia fue un cuartel de instrucción del Ejército del Aire. La pedanía murciana de La Ñora contó con una fábrica militar. Y Archena acogió una base de tanques soviéticos de la URSS para preparar a los tanquistas del frente republicano.

  La provincia de Murcia contribuyó al Ejército republicano con la creación de tres Brigadas (la 6ª en Murcia, la 20ª también en Murcia y la 23ª en Cartagena) y el 3er Batallón de Voluntarios. Este Batallón recibió la visita del presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio, en el Cuartel de Artillería Jaime I de Murcia antes de su partida al frente. La 6ª Brigada Mixta combatió en los frentes de Madrid (1936); Granada, Teruel y Belchite (1937); Ebro y Extremadura (1938). La 20ª Brigada Mixta luchó en los frentes de Córdoba (1936) y Extremadura (1937-39). Y la 23ª Brigada peleó en los frentes de Madrid (1936), Jarama (1937), Ebro (1938) y Cataluña (1939). El Batallón de Voluntarios estuvo destinado en el frente de Madrid durante la guerra.

  En el aspecto sanitario, la ciudad de Murcia albergó cuatro hospitales de sangre: en el Santuario de La Fuensanta, en el Campus de la Merced, en los Maristas de La Merced en El Malecón y en la Finca del Pino. Además, Las Torres de Cotillas fue sede de un Hospital de Enfermedades Infecciosas y el Balneario de Archena, un hospital de sangre. Esta red de hospitales estaba destinada para los heridos del bando republicano, y muchos de ellos pertenecían a las Brigadas Internacionales.

  En la zona nacional, el general cartagenero Miguel Cabanellas se convirtió en presidente de la Junta de Defensa Nacional el 25 de julio de 1936. Esta institución fue el órgano de gobierno provisional en la zona nacional, compuesta por un presidente y seis vocales militares, hasta la proclamación de Francisco Franco como jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos el 1 de octubre de 1936 en Burgos.

  A comienzos de la Guerra Civil, el Gobierno de la II República ordenó a la flota de la base naval de Cartagena bloquear el estrecho de Gibraltar, con el fin de impedir el traslado de las fuerzas sublevadas en el Norte de África a la Península Ibérica. Los nacionales superaron este obstáculo mediante la creación de un puente aéreo entre Ceuta y Algeciras en julio de 1936. El éxito de la operación permitió a los nacionales la conquista de Andalucía Occidental y la unión de las zonas sublevadas en el Norte y en el Sur a través de Extremadura en agosto de 1936.

  El presidente del Gobierno, José Giral, presentó su dimisión en septiembre de 1936 debido a los fracasos militares del Ejército republicano. Su sustituto fue el socialista Largo Caballero. La liberación del Alcázar de Toledo por las tropas nacionales supuso el paso previo al cerco de Madrid en noviembre de 1936. El Gobierno republicano huyó a Valencia y encomendó al general José Miaja la defensa de Madrid. Los republicanos lograron resistir el asedio nacional a la capital de España.

  En el primer año del conflicto destacaron en la provincia de Murcia los bombardeos aéreos sobre Cartagena, principal base de la Marina Republicana. La población civil construyó numerosos refugios antiaéreos para protegerse de las bombas de la Legión Cóndor alemana. Los aviadores germanos procedían de la base aérea de Armilla (Granada). Cartagena fue también protagonista de la salida del Oro de Moscú a través de su puerto, en octubre de 1936, en dirección a la Unión Soviética (URSS), con el fin de evitar la caída de las reservas del Banco de España en manos nacionales ante una posible capitulación de Madrid. El Gobierno soviético de Josif Stalin se apropió de las reservas españolas de oro en pago por la ayuda militar prestada al Frente Popular. Además, la XI Brigada Internacional fue retirada desde el frente de Madrid a Archena para su reorganización. En la Sierra de Ricote, el falangista Fidel Hurtado creó una quinta columna de resistencia contra los republicanos con medio millar de hombres.

  En 1937, las tropas nacionales conquistaron la cornisa cantábrica (Asturias, Cantabria y Vascongadas) y Málaga. El Ejército republicano detuvo el ataque nacional en la batalla de Guadalajara, pero fracasó en sus ofensivas sobre Brunete y Belchite en los frentes de Madrid y Aragón. En Cataluña, comunistas y anarquistas protagonizaron una guerra civil dentro del bando republicano en el mes de mayo. Estos sucesos provocaron la dimisión del presidente Largo Caballero y su sustitución por el socialista Juan Negrín al frente del Ejecutivo del Frente Popular. En el bando nacional, Francisco Franco aprobaba la disolución de las fuerzas políticas y la creación del partido único, la Falange Española Tradicionalista (FET) y de las JONS. Además, Emilio Mola, director del Alzamiento, fallecía en un accidente de aviación cuando se dirigía al frente de la Sierra de Madrid.

  El segundo año de la guerra resaltó en la provincia de Murcia por el hundimiento del acorazado republicano Jaime I en la base naval de Cartagena. El buque había sido trasladado desde Almería para su reparación después del impacto de varias bombas. Una explosión interna causó el hundimiento del acorazado Jaime I y la muerte de alrededor de 300 personas en el puerto de Cartagena el 17 de junio de 1937. Además, el Ejército republicano retiró del frente a la XI Brigada Internacional a la ciudad de Murcia en la retaguardia para dar descanso a sus combatientes. La XI Brigada estaba integrada por el 1er batallón Edgar André (alemanes), el 2º batallón Communne de Paris (franceses y belgas) y el 3er batallón Dubrowski (polacos, yugoslavos y húngaros).

  En 1938, la victoria decisiva del Ejército nacional en la batalla del Ebro permitió a los sublevados llegar al Mediterráneo en Vinaroz (Castellón) y cortar la zona republicana en dos áreas aisladas (Cataluña por un lado y el Levante y Sur por otro). El Gobierno del Frente Popular se trasladó desde Valencia hasta Barcelona. El Ejecutivo republicano ordenó la retirada de las Brigadas Internacionales en el mes de octubre para evitar una mayor internacionalización del conflicto.

  El tercer año de la guerra destacó en la provincia de Murcia por la batalla naval de Cabo de Palos entre las Flotas republicana y nacional. En la madrugada del 6 al 7 de marzo de 1938, la Armada republicana destruyó y hundió el crucero nacional Baleares durante el combate sucedido a 70 millas del Cabo de Palos. Águilas sufrió los bombardeos aéreos de la Aviazione Legionaria de Italia. La ciudad costera era punto de partida de buques con suministros de alimentos para los militares republicanos del frente y poseía talleres ferroviarios donde se desarrollaba una incesante producción bélica. La aviación italiana llevó a cabo sus ataques contra Águilas procedente de la base aérea de Mallorca, en las Islas Baleares. En la Sierra de Ricote, medio millar de guardias de asalto intentaron atrapar a la Columna Fidel, sin éxito, durante el mes de noviembre. La Columna Fidel resistió con éxito la persecución de las fuerzas republicanas hasta el final de la contienda.

  En 1939, las tropas nacionales ocuparon Cataluña en los meses de enero y febrero, y el Ejecutivo republicano marchó al exilio a Francia, tras cruzar la frontera de los Pirineos. En la provincia de Murcia, la artillería de costa de Cartagena destruyó el buque nacional Castillo de Olite el 7 de marzo, dentro del último mes de la guerra. Los sublevados realizaron sus últimas conquistas militares en marzo.

  La IV Brigada de Navarra, bajo el mando del general Camilo Alonso Vega, tomó la provincia de Murcia, el 31 de marzo de 1939, sin apenas resistencia a finales de mes. La Flota republicana huyó al Norte de África (puertos de Bizerta y Túnez) para evitar su captura por los nacionales. El 1 de abril de 1939, la contienda se cerró con el último parte de guerra de Francisco Franco. "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La Guerra ha terminado". Los nacionales celebraron el triunfo con un desfile militar por las calles de Madrid.

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía