No ha de extrañar que el mar haya atraído de siempre al hombre, pudiéndose casi asegurar que también debió hacerlo con sus ancestros. Su extensión y sus recursos son motivos suficientes para entender dicha atracción y para sospechar que verdaderamente han sido siempre los segundos el acicate para desarrollar técnicas, artilugios y conocimientos que han ido permitiendo sortear las muchas dificultades que han ido apareciendo en este todavía inacabado y emocionante camino de conocimiento y aprovechamiento del mar.
La orilla y la franja de fondo descubierta por las mareas resultaron enseguida insuficientes y comenzó la carrera por llegar más adentro y más lejos y con ello la navegación y toda la revolución que supuso el desarrollo de la misma. Con el aumento del tráfico marítimo asociado a la frenética actividad que el hombre va desarrollando en el mar, se hace imprescindible el desarrollo de un sistema de señales que permitiesen avisar de los peligros para la navegación que existían en determinados tramos costeros (figura 1). Estas señales, en un principio solo luminosas, han ido evolucionado e incorporando cada nueva tecnología que se ha ido desarrollando, son los faros actuales. Estas luces para la navegación son referencia y seguridad para los navegantes.
La obtención de recursos del mar ha sido durante mucho tiempo la actividad desarrollada por el hombre en el mar por excelencia y aunque hoy en día haya podido perder algo de protagonismo frente a otras actividades, la pesca sigue siendo de gran importancia en todos los países costeros (figura 2).
Pero hasta hace muy poco, todas las actividades desarrolladas por el hombre en el mar se han desarrollado sin tener en cuenta el posible impacto en el medio que podían estar originado las mismas, encontrándonos hoy en día con una importante problemática ambiental, que afecta ya a las actividades y a la salud del hombre. La conciencia de que hay que paliar este impacto es el motor de toda una reglamentación y control en constante evolución y de una cada vez mayor demanda para que se adopten medidas correctoras y de conservación por parte de la sociedad.
Una de las posibilidades que el ingenio de hombre ha hecho realidad es el poderse adentrar en las aguas marinas y permanecer en ese entorno por un tiempo limitado, pero valiosísimo por las sensaciones y conocimientos que aporta (figura 3). Cuanto mas se conozcan unos fondos que pasan totalmente desapercibidos por ocultos, más difícil será permanecer indiferente a su destrucción.
Se desarrollan a continuación los siguientes bloques temáticos:
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Acuicultura. ¿Es la solución?
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Problemática ambiental.
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Sumergirse en nuestros fondos para respetarlos
Juan Carlos Calvín