Los espermatofitos, fanerógamas o plantas superiores constituyen un grupo de vegetales bastante homogéneo, que se caracterizan por presentar una organización externa, en la que se puede distinguir raíz, tallo, hojas, flores y frutos con las semillas, y una organización interna compleja, donde existen tejidos perfectamente diferenciados estructural y funcionalmente.
Las fanerógamas marinas aparecen a finales del Mesozoico (hace algo más de 100 millones de años) y las aproximadamente 60 especies conocidas actualmente en el mundo son plantas comunes en las aguas poco profundas de los mares templados y cálidos de todo el mundo y por tanto en el Mediterráneo, donde juegan un importante papel como estabilizadores del sedimento y como productores primarios. Sus densas formaciones (praderas, céspedes) constituyen uno de los ecosistemas marinos más productivos, siendo fuente indirecta de alimento y lugar de refugio o cría para muchos organismos (figura 1), además de participar muy activamente en el ciclo de nutrientes.
Estas fanerógamas son plantas de porte herbáceo perfectamente adaptadas a vivir en el mar. Su especial fisiología hace que puedan superar la importante diferencia osmótica existente entre sus líquidos internos y el medio. Su constitución les permite, además de crecer en inmersión, resistir la acción de oleajes, mareas o corrientes mediante un sistema de sujeción eficaz en los sustratos sedimentarios, de por si muy inestables. Son plantas que también han resuelto las dificultades que el medio pone a la polinización y a la dispersión de semillas.
Compartir estas adaptaciones ha originado que todas las especies compartan también un semejante patrón morfológico (figura 3). Tallos tipo rizoma y por tanto enterrados en el sedimento, que pueden crecer en horizontal para colonizar nueva superficie de fondo o en vertical para evitar el enterramiento. De la parte inferior de los rizomas surgen las raíces, que además de fijar también absorben nutrientes del sustrato. De la parte superior, a partir del propio rizoma o de pequeños brotes del mismo, surgen las hojas, que son largas y acintadas y están agrupadas en haces. Son generalmente plantas dioicas y las flores son pequeñas, agrupadas en inflorescencias, poco vistosas y aparecen casi siempre en la base de las hojas. El polen es filamentoso para aumentar su flotabilidad y facilitar el transporte por las corrientes, incrementándose con ello las posibilidades de fecundación. Sin embargo, en muchas de las especies predomina la reproducción vegetativa, por medio del crecimiento clónico de los rizomas. El resultado es que dentro de sus características y densas formaciones existe interconexión física y fisiológica entre los vástagos, funcionando por ello de forma integrada.
Se estima que las formaciones de fanerógamas cubren en todo el mundo aproximadamente unos 600.000 km2 de los fondos marinos someros, destacando por su elevada biomasa y producción primaria y su importante absorción de CO2. Uno de los principales factores limitantes para el crecimiento de estas plantas es la luz. Se estima que las fanerógamas marinas no pueden crecer por debajo de la profundidad a la que llega menos del 10% de la luz en superficie, por lo que siempre se sitúan en la parte superior de la plataforma continental (piso infralitoral).
En los fondos de la Región están presentes 4 especies de fanerógamas marinas (figura 4):
Juan Carlos Calvín