Almazán introdujo varias modificaciones en el periódico. La Paz empezó a publicarse diariamente, lo que supuso que su director tuviera que realizar un gran esfuerzo para sacarlo adelante. Almazán redujo el periódico de cuatro a dos páginas debido a la escasez de fuentes informativas. En esta época La Paz se caracterizó por su neutralidad. Su contenido esencial eran los artículos de opinión, las decisiones de los plenos municipales, algunas noticias locales, la información nacional que llegaba a través del telégrafo y la publicidad.
A mediados de 1858 varios periódicos de provincias, entre ellos La Paz, constituyeron una asociación de publicidad que tenía como objetivo prioritario difundir anuncios en las publicaciones adscritas a la entidad, y de un modo secundario, compartir la información que se consideraba relevante. De este modo, Almazán esperaba poder disponer de ingresos para sostener la publicación. Sin embargo, esta entidad se disolvió poco después.
Protección económica
A partir de 1859 el periódico se denominó La Paz de Murcia. En 1860 Rafael Almazán se mostró gratamente sorprendido porque la publicación alcanzaba los tres años de vida, gracias entre otros motivos a la protección económica que brindó Alejo Molina y Saurín, Vizconde de Huerta. A principios de los años 60 la redacción se trasladó al número 5 de la Calle del Zoco (actual calle Alejandro Séiquer).
Durante la década de 1860 La Paz fue un diario de información local, en el que se reflejaron algunas noticias que, con el paso del tiempo, se han convertido en acontecimientos históricos, como la inauguración del Teatro Romea o la llegada del ferrocarril a la provincia de Murcia. Asimismo, esta publicación se convirtió en un escaparate para que los jóvenes de la ciudad mostraran sus habilidades literarias. Tal fue el caso de José Martínez Tornel, quien en 1862, cuando sólo tenía 15 años, publicó en La Paz sus primeros versos, unas décimas dedicadas al Duque de Rivas.
Recursos para la supervivencia
El fallecimiento del Vizconde de Huerta dejó a La Paz sin una ayuda económica que hasta entonces había sido muy importante para la supervivencia del periódico. Almazán se vio obligado a recurrir al ingenio para salir adelante. En 1864 La Paz de Murcia repartía pliegos de dibujos, a los que llamó figurines. A partir del 1 de abril de 1865 publicó un folletín, al que denominó Boletín Agrícola en el que se difundían las teorías y prácticas de la agricultura. El 1 de junio de este año, Almazán puso en marcha un nuevo recurso para sostener la publicación: imprimir La Paz en la cuarta página de La Correspondencia de España, un periódico madrileño que se distribuía en Murcia.
Pese a estas medidas, La Paz de Murcia continuó sorteando graves problemas económicos. Almazán afirmó en 1867 que los gastos de edición le suponían 2.000 reales, mientras que la recaudación era sólo de 1.404. Llegados a este punto la única solución que le quedó al director de La Paz de Murcia fue entrar en política. Por tanto, su periódico perdió la independencia de la que siempre había hecho gala.