Alfonso Sánchez Martínez nace en Toledo el día 11 de Julio del 1911, a las 11 de la mañana. Era hijo de Alfonso Sánchez Ibáñez y Práxedes Martínez Carbonell, ambos naturales de Lorquí. Su padre había sido destinado como Inspector de enseñanza en Toledo, y su esposa Práxedes había ido (desde Lorquí) a encontrarse con él como final del curso. Lógicamente, y por ser vacaciones para su padre, a los pocos días de nacer Alfonso, regresan a su tierra y casa de Lorquí. Estas estancias en tiempo de vacaciones las repetirá habitualmente la familia con su hijo Alfonso y hermanas. La guerra del 36 les sorprenderá allí. Alfonso, una vez terminada la contienda, seguirá acercándose a Lorquí en verano hasta finales de los años 50.
Enseguida de nacer Alfonso, a su padre le destinan a Madrid. Ya allí, vivieron primero en el área de la madrileña plaza de La Cebada y el Teatro de la Latina, pero pronto se asientan definitivamente en el nº 13 de la calle del Doctor Cortezo (que aún subsiste tal cual), al lado mismo de Tirso de Molina, enfrente de lo que fue el gran “Frontón Madrid” y camino, cuesta arriba, hacia la Plaza de Jacinto Benavente (ver planos hermosos de este tramo de su vivir durante miles de días en el documental de Garci). Cuando murió su padre, 1920, nuestro Alfonso ya tenía dos hermanas: Fina y Conchita. Al morir su marido, la madre que hasta entonces no trabajaba, se hace cargo de la plaza de magisterio de su marido (era maestra también). El niño Alfonso estudiaría en Madrid: la primera enseñanza en los Escolapios de Embajadores, para pasar luego al Instituto de San Isidro, donde terminará el bachiller.
A continuación inicia la carrera de Derecho en la Universidad Central, calle de San Bernardo, y a los veintidós años ya tiene el título de Licenciado, año 1933. Al año de iniciarse la guerra fue llamado al ejército del general Franco. Dado su ascendente universitario y las relaciones que ya tenía en Madrid con círculos de escritores y cineastas, lo enrolan en telecomunicaciones, como redactor de una emisora de radio. Termina la guerra como alférez provisional, grado y condición político-militar que nunca utilizó en su favor, ni siquiera cuando pudo hacerlo (ver párrafos más abajo) al preparar oposiciones para Letrado de las Cortes, que abandonó para dedicarse de lleno al periodismo y a la crítica cinematográfica.
Durante los tres años de contienda, la madre y sus hermanas permanecen en Lorquí, ella dando clase en las escuelas locales, zona republicana.
El 8 de septiembre de 1981 fallece en Madrid, en el Hospital Provincial Francisco Franco. Tanto sus funerales como el entierro constituyeron un verdadero homenaje póstumo en su condición de "colega y, sin embargo, amigo", periodista y crítico cinematográfico.