La industria de salazones en el Puerto de Mazarrón se remonta a época Altoimperial; en la Villa del Alamillo, fechada en torno al siglo I d.C., se excavó una parte del sector industrial de la villa dedicado a la elaboración del garum, salsa muy apreciada en la gastronomía romana y que, en algunas ocasiones, podía alcanzar precios muy elevados. Tras un período de crisis, durante el cual la fabricación del salazón decae en el Sudeste peninsular, llegando incluso a exportarse salazones de Lusitania. En el siglo IV se documenta el resurgir de esta industria en el litoral murciano, convirtiéndose el Puerto de Mazarrón en época Tardorromana en una localidad dedicada a la pesca y a la fabricación de salazones.
Destaca la gran factoría de salazones, una de las mejor conservadas de la Península Ibérica, declarada Bien de Interés Cultural. Su descubrimiento tuvo lugar en el año 1976. La excavación fue realizada por D. Saturnino Agüera, bajo la dirección de D. Pedro Sanmartín Moro. Los trabajos descubrieron una serie de tanques de salazón, cuya cronología oscilaba entre los siglos IV-V d.C. La intervención continuó un año después en el solar vecino. Los restos excavados quedaron conservados bajo el actual edificio Insignia. En el año 2002 se terminó de excavar el yacimiento, bajo la dirección de Dña. Maria Martínez Alcalde, iniciándose una nueva intervención, en la que se acondicionaron y restauraron los restos arqueológicos, redactándose un proyecto museográfico para convertir el local en visitable, dentro de la estructura expositiva del Museo Factoría Romana de Salazones de Puerto de Mazarrón.
En época Tardorromana fue un gran complejo industrial, con al menos una veintena de tanques de gran capacidad dedicados a la elaboración de salazones, otros de menor tamaño utilizados, probablemente, para fabricar el garum, pozos para la extracción de agua, oficinas, almacenes... Buena parte de las instalaciones debieron estar cubiertas, como prueban los restos de fustes de columnas hallados en su interior. En cambio hubo también espacios abiertos, probablemente áreas de trabajo, en las que se cortaba y limpiaba el pescado o se procedía a su secado.
A finales del siglo V d.C. e inicios del VI d.C. se produce el abandono de las factorías de garum y salazones enclavadas en El Castellar, Factoría de Puerto de Mazarrón (Edificios Insignia-Aquamar), calle Progreso, esquina Calle Mayor, además de la destrucción del alfar ubicado en playa del Mojón. En la necrópolis de La Molineta apenas se hallaron inhumaciones que superasen estas fechas. En otros lugares de la costa (isla del Fraile en Águilas) y del interior (Castillo de los Garres, Castillo de la Puebla de Mula) se documenta el mismo proceso de declive y abandono, que coincide cronológicamente con la conquista del norte de África por las tropas bizantinas, al mando del conde Belisario en el 533 d.C. Las relaciones comerciarles, en vez de fortalecerse, pues el Sudeste peninsular estaba en manos bizantinas, se deterioraron notablemente (Perez, 1988:468), probablemente por los impuestos que el aparato militar bizantino requería para el mantenimiento de su ejército.