El político murciano José Moñino impulsó una política antirrevolucionaria al frente de la Secretaría de Estado, con la finalidad de impedir la difusión de los ideales de la Revolución Francesa en el régimen de la España absolutista.
Municipio de Totana
Totana creó Ayuntamiento propio, por vez primera en su Historia, en el año 1793, tras alcanzar su independencia del municipio de Aledo.
El Rey Carlos IV era hijo de Carlos III y María Amalia de Sajonia, y nieto por vía paterna de Felipe V e Isabel de Farnesio y por vía materna del monarca de Polonia Federico Augusto II y María Josefa de Austria. Carlos IV heredó los territorios del Imperio español en el Norte de África, Europa, América y Oceanía. En el reino de Murcia, el reinado de Carlos IV destacó por el conflicto entre Aledo y Totana. La villa de Aledo presentó una demanda de segregación ante el Consejo de Órdenes Militares. La monarquía aprobó el proyecto para la creación de dos municipios diferentes en 1793, pero Aledo y Totana mantuvieron un régimen de mancomunidad en áreas de interés común (agua, propios y contribuciones) mediante la convocatoria de cabildos generales presididos por el alcalde de Totana. En Lorca, la rotura del Pantano de Puentes provocó en 1802 la mayor tragedia hídrica en la Historia de España con la muerte de 608 personas, la destrucción de miles de viviendas y de las cosechas del Valle del Guadalentín. En relación al Barroco, ejemplos representativos de la última etapa de este periodo artístico fueron las iglesias de San Juan Bautista (Archena), Santiago Apóstol (Lorquí) y el Templete (Caravaca de la Cruz).
El Rey delegó el poder político en los condes de Floridablanca, Aranda y Manuel Godoy durante su reinado. José Moñino, conde de Floridablanca, ejerció el cargo de primer ministro y secretario de Estado, entre 1788 y 1792, heredado del reinado anterior por voluntad expresa de Carlos III en su testamento. Floridablanca impulsó un paquete de medidas para mejorar la situación económica: la condonación del pago de impuestos atrasados, la limitación del precio del pan, la supresión de los mayorazgos y la prohibición de acumular manos muertas. El político murciano protagonizó un viraje en la política exterior mediante la suspensión del Pacto de Familia, tras el triunfo de la Revolución Francesa de 1789. El conde de Floridablanca protagonizó una política antirrevolucionaria, para evitar la expansión de los ideales republicanos a España, con el cierre de la frontera común y la represión contra los ilustrados Francisco Cabarrús, Gaspar de Jovellanos y el conde de Campomanes.
Pedro Pablo Abarca, conde de Aranda, logró la destitución del conde de Floridablanca como secretario de Estado en 1792, por los presuntos delitos de corrupción y abuso de poder, y su ingreso temporal en la prisión de Pamplona. José Moñino abandonó la política cortesana, tras salir de la cárcel, y regresó a su tierra natal, Murcia. El conde de Aranda reformó el sistema político con la supresión de la Junta Suprema de Estado y su sustitución por el Consejo de Estado. La supresión de la monarquía en Francia, el encarcelamiento de sus Reyes y la política de tolerancia hacia los revolucionarios galos, basada en la apertura de las fronteras y la libre difusión de las ideas de los enciclopedistas, provocaron la destitución del conde de Aranda, líder del partido aragonés.
El guardia de Corps Manuel Godoy reemplazó en la Secretaría de Estado al conde de Aranda en 1792. El nuevo primer ministro metió a España en la Guerra de la Convención (1793-97), en alianza con las demás monarquías europeas, contra la Francia revolucionaria tras la ejecución del monarca Luis XVI. La guerra entre los ejércitos español y francés se desarrolló en el Rosellón, País Vasco y Navarra. La Paz de Basilea (1795) puso fin al conflicto con el país vecino mediante el reconocimiento de la República Francesa y la entrega a Francia de la parte española de la isla de Santo Domingo (Haití). Carlos IV compensó los servicios prestados por Godoy para la firma del tratado con la concesión del título de 'Príncipe de la Paz'. Basilea puso las bases de la alianza entre España y Francia, sellada en el Tratado de San Ildefonso (1796), contra Inglaterra. Los aliados sufrieron la derrota naval de la batalla del cabo de San Vicente (1797). La guerra supuso la pérdida española de la isla de Trinidad. Sin embargo, Cádiz y las islas de Tenerife y Puerto Rico resistieron los temibles ataques del almirante inglés Horacio Nelson.
La ascensión al poder en Francia de Napoleón Bonaparte conllevó la renovación de la tradicional alianza hispano-francesa contra Inglaterra en el Convenio de Aranjuez (1801). El pacto aprobaba la unión de las dos Flotas contra la poderosa Armada inglesa. El apoyo de Portugal a Inglaterra motivó la invasión española de la nación vecina en la Guerra de las Naranjas. El Tratado de Badajoz puso fin a la guerra con el establecimiento de la soberanía española en las plazas portuguesas de Olivenza y la colonia del Sacramento en Uruguay. El encuentro definitivo entre las Flotas aliada e inglesa tuvo lugar en la batalla de Trafalgar (1805). La escuadra inglesa del almirante Nelson derrotó sin paliativos a la Armada combinada y aseguró a Gran Bretaña el dominio de los mares, fundamental para preservar su independencia de la ambición imperialista de Napoleón. El emperador de Francia reaccionó ante la derrota con la firma del Tratado de Fontainebleau (1807) con España para la consecución del bloqueo continental contra Gran Bretaña mediante la invasión conjunta de Portugal.
Antonio Gómez-Guillamón Buendía