El puerto de Cartagena

   Felipe V convirtió la ciudad de Cartagena en la capital del Departamento Marítimo del M. Mediterráneo, y reforzó sus defensas con la construcción del Arsenal y nuevas baterías costeras.

       Catedral de Murcia

  El arquitecto castellonense Jaime Bort diseñó el imafronte de la Catedral de Murcia, obra maestra del Barroco español, construido entre 1738 y 1753.

       Francisco Salzillo

  El escultor murciano se convirtió en un maestro de la imaginería religiosa en España con tallas de la calidad de La Dolorosa o La Sagrada Familia.


     El rey Felipe V era hijo de Luis de Borbón, gran delfín de Francia, y María Ana de Baviera, y nieto por vía paterna del monarca Luis XIV y María Teresa de Austria y por vía materna de Fernando de Baviera y Enriqueta de Saboya. Felipe V heredó los territorios del Imperio español en el Norte de África, Europa, América y Oceanía. La monarquía hispánica perdió parte de sus territorios europeos tras el final de la Guerra de Sucesión (1700-1713). Las potencias europeas aprobaron en la Paz de Utrecht (1713) la cesión de Gibraltar y Menorca a Inglaterra, los Países Bajos Españoles (Bélgica), el Milanesado y el reino de las Dos Sicilias al Sacro Imperio y la isla de Cerdeña a Saboya.

     El duque de Anjou constituyó el primer rey español de la dinastía Borbón. Felipe V fijó su residencia real de invierno en el Palacio de Oriente (Madrid) y la de verano en el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia). El primer Borbón delegó su poder político en los primeros ministros: Giulio Alberoni, barón de Ripperdá y José Campillo durante su reinado. El nuevo monarca implantó un Estado centralizado, con capital en Madrid, mediante la unificación administrativa y legal de sus reinos con la aprobación de los Decretos de Nueva Planta. Estas leyes suponían la derogación de los fueros de los territorios de la Corona de Aragón: reinos de Valencia (1707), Aragón (1707), Mallorca (1716) y principado de Cataluña (1716). El rey sustituyó el sistema de Consejos por el de Secretarías de Estado, y reemplazó el absolutismo por el despotismo ilustrado como sistema de Gobierno de la monarquía. La nueva organización administrativa se basaba en la división de España en provincias, gobernadas por un capitán general o gobernador militar y un intendente encargado de la gestión económica y la Hacienda. Además, el rey aprobó la creación del Virreinato de Nueva Granada (1717) en América, integrado por los territorios de Panamá, Ecuador, Colombia y Venezuela, y con capital en Bogotá.

     Felipe V emprendió una reforma de la Armada Real, basada en la construcción de buques, arsenales y astilleros, para garantizar la defensa y la unidad territorial del Imperio español. El Gobierno estableció la división de España en tres Departamentos Marítimos: Ferrol, Cádiz y Cartagena. La monarquía convirtió la ciudad cartagenera en la capital marítima del Mediterráneo (1726) y reforzó su defensa militar con la ampliación de la muralla, la construcción del Arsenal (1730) y de las baterías de San Fulgencio, Santa Ana Acasamatada, San Isidoro y Santa Florentina.

     La ciudad de Murcia experimentó un gran desarrollo durante el reinado de Felipe V con nuevas obras arquitectónicas (la mayoría de estilo Barroco), como el Puente Viejo o de Los Peligros (1740), la Plaza de Toros de la Plaza Camachos y la reconstrucción del dique del Malecón (1736), para evitar nuevas inundaciones del río Segura, la roturación de nuevas tierras para la expansión de la agricultura y la creación de nuevas pedanías en la Huerta. La monarquía clasificó las pedanías en lugares de realengo (por ejemplo, Algezares y Sangonera), señoríos seculares (Guadalupe y Nonduermas) y caseríos de campo (Era Alta y Los Garres). Además, el concejo de Murcia designó a la Virgen de La Fuensanta nueva patrona de la ciudad, en el año 1731, en sustitución de la Virgen de La Arrixaca. La sociedad murciana rindió de esta forma un homenaje a 'La Morenica' por sus continuos milagros en forma de lluvia, fundamental para la subsistencia de la población y la supervivencia de la Huerta.

     La ciudad de Lorca también vivió una gran transformación arquitectónica con el desarrollo del arte Barroco, simbolizado en la construcción del Ayuntamiento, la Casa del Corregidor, el Pósito de los Panaderos, las salas capiturales de la Colegiata de San Patricio, la Plaza Mayor y el Palacio Guevara. El caballero de la Orden de Santiago Juan de Guevara mandó construir un palacio nobiliario como residencia familiar. La portada destaca por las cuatro columnas salomónicas y el retablo barroco, y el patio interior es muy notable por el claustro con arquerías de columnas. Además, el crecimiento demográfico conllevó la destrucción de la muralla y la expansión de la ciudad extramuros con el desarrollo de los barrios de San Cristóbal y San José y la roturación de nuevas tierras.

     El arte Barroco demostró su esplendor en el reino de Murcia con la imaginería religiosa del escultor Francisco Salzillo. El maestro murciano destacó en su primera y segunda etapa de producción por las tallas de La Dolorosa (iglesia de Santa Catalina-Murcia), La Sagrada Familia (San Miguel-Murcia), San José y el Niño (monasterio de Las Claras-Murcia), la Virgen de las Angustias (iglesia de San Bartolomé-Murcia), Santa Bárbara (San Pedro-Murcia), San Antonio Abad (ermita de San Antonio) y San Agustín (Convento de las Agustinas-Murcia). Además, este periodo artístico se caracterizó por la construcción de la fachada o imafronte de la Catedral de Murcia (1736-53), por Jaime Bort; el Monasterio de San Jerónimo en La Ñora, por fray Antonio San José; las portadas del Santuario de La Fuensanta (1705), por Toribio Martínez de la Vega, y del Santuario de la Vera Cruz (1703), el Ayuntamiento de Caravaca, la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción (Cieza), la Iglesia de San José (Abanilla), San Pablo (Abarán), la Purísima Concepción (Fortuna), Nuestra Señora del Rosario (Bullas) y San Sebastián (Ricote). Esta última parroquia posee el órgano más antiguo de la Región de Murcia, realizado por José Meseguer en 1713.

     En política exterior, Felipe V emprendió la invasión de las islas de Sicilia y Cerdeña (1717). La intervención de la Cuádruple Alianza (Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria) frustró los planes militares de la monarquía hispánica. En el Congreso de Londres (1718), las potencias europeas aprobaron la evacuación española de Italia. La rivalidad con Inglaterra empujó a España hacia un tratado de alianza militar con el Sacro Imperio en 1725. Felipe V completó el cerco diplomático a Inglaterra con el primer Pacto de Familia con Francia en 1733. El acuerdo concedía a España territorios en Italia a cambio de su apoyo a Francia en la Guerra de Sucesión Polaca. El tratado de Viena (1738) puso fin al conflicto y significó la recuperación del reino de Nápoles y Sicilia para la monarquía española. España y Francia reeditaron su alianza en la Guerra de Sucesión Austriaca, contra Inglaterra, Provincias Unidas y Piamonte, mediante la firma del Segundo Pacto de Familia en 1743. El escenario bélico se trasladó de Europa a América con la Guerra de la Oreja de Jenkins (1739) entre España e Inglaterra por la represión de la piratería anglosajona en el Caribe.

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía