Elisa Séiquer es sobrina del también escultor José Séiquer Zanón, circunstancia que algunos comentaristas asocian como influencia en el trabajo temprano de la artista, quien, sin embargo, lo negó mientras vivió, hasta criticar incluso una relación profesional adversa con su tío.
Otros biógrafos le atribuyen influencias, y decisivas en lo que respecta a José Paredes Jardiel, quien formó parte del Grupo Hondo, creado en Madrid en 1961, junto con Juan Genovés y otros artistas. Al igual que otros muchos escultores murcianos, trabajó en el taller de Juan González Moreno, aunque la obra de este maestro apenas tiene relación con la de Séiquer.
El expresionismo alemán por un lado, y la obra del surrealista suizo-italiano Alberto Giacometti sí parecen marcar sus trabajos, especialmente aquellos en los que la escultora empleó su fuerza más creativa, y destructiva, preñada de un desgarrador ímpetu, evidenciado en unas formas descarnadas, rotas y desmembradas.
Rostros desfigurados, torsos mutilados y clamorosas posturas son características de esta escultora, obsesiva en buscar hacia adentro del ser como los niños empeñados en descubrir el interior de sus muñecas y juguetes mecánicos.
Y otro tanto hizo con el dibujo, una técnica con mayores posibilidades prácticas, por inmediatas, que procuraron a su obra con el lápiz y el carboncillo una gran espontaneidad, adecuada para evasiones surrealistas.