La revuelta mudéjar

  El Rey Jaime I de Aragón aplastó la revuelta mudéjar y devolvió la soberanía del reino de Murcia a la Corona de Castilla en el año 1266, en virtud del Pacto de Almizra de 1244.

     Jaime II de Aragón

  El monarca aragonés logró arrebatar la actual provincia de Alicante al reino castellano de Murcia, tras una invasión militar, mediante la firma de la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y del Tratado de Elche (1305) entre las Coronas de Castilla y Aragón.


     El reino de Murcia era un territorio anhelado por las Coronas de Castilla y Aragón, debido a su alto valor geoestratégico en el Sureste peninsular. En 1243, el infante don Alfonso de Castilla reconquista el reino de Murcia mediante la firma del Pacto de Alcaraz con los descendientes del Rey Ibn Hud. A cambio de su entrega, Castilla asegura a los musulmanes de Murcia la conservación de sus cargos públicos, sus bienes y propiedades, su cultura y su religión.

     Los mudéjares del reino de Murcia desencadenaron una revuelta en el año 1264 contra el Rey Alfonso X 'El Sabio', debido al supuesto incumplimiento del Pacto de Alcaraz por la Corona de Castilla. La revuelta de los Voluntarios de la Fe islámica se extendió a Andalucía con el apoyo del reino musulmán de Granada. Alfonso X derrotó a los mudéjares sublevados en Andalucía; expulsó a los rebeldes de la campiña y repobló la región con cristianos del Norte de la Península Ibérica. Ante la importancia de la revuelta mudéjar en el reino de Murcia, Alfonso X reclamó la intervención militar de la Corona de Aragón. El monarca Jaime I 'El Conquistador' era suegro del Rey de Castilla, casado con la infanta doña Violante de Aragón.

     El Rey Jaime I de Aragón conquistó el reino de Murcia en 1266 y devolvió la soberanía del territorio a Castilla, en cumplimiento del Tratado de Cazorla (1179) y el Pacto de Almizra (1244). Además, Jaime I ordenó la consagración al culto católico de la Mezquita Mayor de Murcia, para convertirse en la Catedral de Santa María. La recuperación del reino de Murcia supuso arrebatar el poder político a los musulmanes, el repartimiento de sus propiedades en la huerta y el campo a caballeros castellanos y aragoneses y la emigración masiva de los musulmanes al reino de Granada. El Estado nazarí constituyó desde el siglo XIII el último bastión del Islam en la Península Ibérica.

     La Corona de Aragón aprovechó la minoría de edad del Rey de Castilla Fernando IV y la neutralidad del reino musulmán de Granada, para culminar su expansión en el Levante peninsular. La frontera levantina entre Castilla y Aragón estaba fijada en la línea comprendida por Biar, Sax, Villena y Villajoyosa desde el Pacto de Almizra (1244). El Rey Jaime II de Aragón violó el acuerdo mediante su ataque al reino castellano de Murcia a finales del s. XIII. El ejército aragonés conquistó las ciudades de Alicante, Elche, Orihuela, Murcia, Cartagena y Lorca entre 1296 y 1302.

     Como acabamos de ver, la invasión aragonesa del reino de Murcia, a finales del siglo XIII, conllevó la modificación de la frontera en el Levante peninsular mediante la firma de la Sentencia Arbitral de Torrellas en 1304 entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón. El pacto suponía la devolución del reino de Murcia a Castilla, a excepción de las plazas de Cartagena, Orihuela, Elche y Alicante, que pasaban a Aragón. Castilla consiguió la recuperación de la ciudad de Cartagena mediante la reforma de la Sentencia de Torrellas en el Tratado de Elche de 1305. Los cambios en la frontera levantina entre las Coronas de Castilla y Aragón durante el siglo XIV significaron para el reino de Murcia la pérdida definitiva del territorio de la actual provincia de Alicante. 

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía