Ciudades muertas
(De "Libro de los elogios galantes")
Flota un dulce reposo
en la ciudad vetusta... El sol de invierno
sobre las torres y los campanarios
deja la nota gualda de su beso.
Sólo se ven por las estrellas calles
enlutadas y clérigos...
En la fragua sombría, del martillo
sobre el yunque se escucha el tintineo.
Un ciprés se recorta
en el azul del cielo,
al elevarse rígido
de las ruinosas tapias del convento.
Un misticismo suave
lo llena todo... Un ciego
salmodia su aprendida melopea
en el atrio del templo.