Free cookie consent management tool by TermsFeed Eloy Sánchez Rosillo- Poemas - Región de Murcia Digital
HISTORIA

Eloy Sánchez Rosillo

Poemas

Tierra de nadie

Llega un momento, un día, en que nos encontramos
en mitad de la vida sin mañana ni ayer.
No somos los que fuimos y no damos el paso
hacia los que seremos y no queremos ser.

¿Qué ha sido de los sueños que soñé, que soñaba
cuando era yo un muchacho y era todo verdad?
No sé lo que ha pasado ni sé por qué se apagan
los antiguos afanes. Noy hay sueños que soñar.

El presente es apenas este cuarto en que escribo,
esta casa sin nadie, este silencio y
estas horas monótonas, esta nada, este frío,
esta tarde de invierno y ese cielo tan gris.

Queda el recuerdo 'es cierto' de los años aquellos
en que tuve ilusiones y tuve juventud.
Pero valen bien poco a veces los recuerdos.
Atardece deprisa. Ya declina la luz.

Luz que nunca se extingue

Te equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan
tus manos el milagro;
en medio de los días indistintos,
tu indigencia, de pronto, toca un fulgor que vale
más que el oro puro:
con plenitud respira tu pecho el raro don
de la felicidad. Y bien quisieras
que nunca se apagara la intensidad que vives.
Después, cuando parece que todo se ha cumplido,
te entregas, cabizbajo, a la añoranza
del breve resplandor maravilloso
que hizo hermosa tu vida y sortilegio el mundo.

Tu error está en creer que la luz se termina.
Al cabo de los años he llegado a saber
que en la naturaleza del milagro
se funden lo fugaz y lo perenne.
Tras su apariencia efímera,
el relámpago sigue viviendo en quien lo vio.
Porque su luz transforma y ya no eres
el hombre aquel que fuiste antes de que en tus ojos,
de que en el fondo oscuro de tu ser fulgurase.

No, la luz no se acaba, si de verdad fue tuya.
Jamás se extingue. Está ocurriendo siempre.
Mira dentro de ti,
con esperanza, sin melancolía.
No conoce la muerte la luz del corazón.
Contigo vivirá mientras tú seas:
no en el recuerdo, sino en tu presente,
en el día continuo del sueño de tu vida.

Principio y fin

Puede ser que te digas: "El verano que viene
quiero volver a Italia", o: "El año que hoy empieza
tengo que aprovecharlo; con un poco de suerte
acabaré mi libro", y también: "Cuando crezca
mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?".
Pero el verano próximo, en verdad, ya ha pasado;
terminaste hace muchos años el libro aquel
en el que ahora trabajas; tu hijo se hizo un hombre
y siguió su camino, lejos de ti. Los días
que vendrán ya vinieron. Y luego cae la noche.
A la vez respiramos la luz y la ceniza.
Principio y fin habitan en el mismo relámpago.