El pato doméstico o de granja es un ave de la familia de las anátidas que se encuentra distribuida en la actualidad por prácticamente la totalidad de países del mundo. Su pariente salvaje corresponde al ánade real, a cuya familia pertenecen especies como el cisne, la oca o el ganso.
Sus características físicas lo definen como un ave acuática de cuello corto, pico aplanado y ancho con láminas córneas en los bordes, alas de escasa longitud que le permiten vuelos cortos, así como un cuerpo redondeado y rechoncho cubierto de plumas de diferentes tonalidades (aunque el pato doméstico o de granja suele presentar tonalidades blancas). Se trata de una especie palmípeda (patas palmeadas) y con las patas muy atrasadas con relación al cuerpo. Estas características hacen que en el agua se desplace de forma elegante y grácil, mientras que su caminar en tierra resulta algo torpe y desangelado.
El graznido del pato es muy característico (onomatopeya: cuac), un sonido nasal formado por diferentes gritos secos y cortos, aunque también puede emitir algo parecido a un silbido para ahuyentar a sus enemigos.
En su comportamiento natural, el pato doméstico o de granja conserva la mayoría de características de su antepasado salvaje, pudiendo vivir incluso al aire libre, aunque frecuentemente depende del ser humano para alimentarse. En la Región de Murcia es una de las aves acuáticas que pueblan los estanques de numerosos jardines, como el Jardín de la Pólvora y el del Salitre en la capital.
Variedades
Las variedades de patos domésticos o de granja más habituales son la Pekín (de origen chino) de la que se aprovecha su carne, la Beberia, de la que se obtiene también carne y paté, así como la Mulard (cruce de las dos anteriores) de donde se obtiene el foie gras.
Entre los dos primeros existen ciertas diferencias de mercado y sabor, ya que, mientras que la primera es la más consumida en todo el mundo (de mayor resistencia y prolificidad), la segunda muestra una calidad culinaria mayor, con una carne menos grasienta y más firme.
Entre las variedades que se crían para la obtención de huevos se encuentran la Campbell y el pato Buff Orpington.
Reproducción y cría
La pata debe incubar los huevos durante 4 semanas, aunque en las granjas de reproducción y cría actuales este proceso se realiza con incubadoras artificiales de infrarrojos, permitiendo un control más pormenorizado de las condiciones de los huevos. Uno de los problemas que plantea esta modernización es que las patas domésticas o de granja pierden el instinto natural de incubar.
Durante los 3 primeros meses de vida los patos no pueden volar y dependen totalmente de la protección que les otorga su madre. Es en esta época cuando aún no ha desarrollado su plumaje característico y su cuerpo tan sólo se cubre por el plumón, resultando muy sensible a las temperaturas de extremo frío o calor.
Cuando ha desarrollado totalmente sus características de ave adulta, se transforma en un animal de rápida adaptación a cualquier medio de vida, resistente a enfermedades y plagas hasta tal punto que, junto con su ancestro salvaje, el ánade real, es el ave acuática más distribuida en todo el mundo.
La cría en granjas de patos domésticos resulta mucho más sencilla y económica que la de otras especies más extendidas como por ejemplo los pollos. En los últimos años el aprecio por su carne jugosa y sabrosa está propiciando que se eleve el número de granjas dedicadas a esta ave.