Las zarzas silvestres crecen en la Región de Murcia desde época Paleolítica, siendo, posiblemente, uno de los frutillos que consumían los habitantes prehistóricos de Cieza y de la Comarca del Noroeste de la Región.
Europa y Asia son las dos zonas que, actualmente, constituyen el centro y origen de esta especie, ya que gran parte de su territorio posee las condiciones naturales ideales para el desarrollo de la zarzamora, creciendo silvestre en sus veredas, caminos y humedales. En la Región de Murcia destaca en humedales como el Cañón de Almadenes y otros bosques de ribera del río Segura.
Ya en la Grecia Clásica las moras silvestres eran conocidas junto a otros frutillos del bosque, como "sangre de titanes", en referencia a sus intensos colores, rojos, morados, violáceos y negros. No obstante, la primera referencia que destaca el consumo de moras como parte de recetas en gastronomía, se debe a la obra De re coquinaria de Apicio, gastrónomo romano del siglo I d.C.
Propiedades nutritivas
Un altísimo porcentaje de la composición de las zarzamoras es agua, resultando un alimento de muy bajo aporte calórico (índices mínimos de hidratos de carbono), pero con gran contenido en fibra, al igual que la mayoría de bayas silvestres.
Los grupos vitamínicos más destacados en las zarzamoras son el C y los beta carotenos, el primero con índices superiores incluso a las naranjas, siendo el responsable del sabor ácido. Además está presente el grupo B, principalmente niacina, tiamina y riboflavina.
Entre los minerales presentan porcentajes elevados el potasio, fósforo, magnesio y calcio.
También resultan significativos los porcentajes de antocianos, responsables de su color, y carotenoides, con acción desoxidante para el organismo.