El principio sonoro del "aulos" Griego o el "mizmar" egipcio fabricados de dos lengüetas simples influyó más tarde en instrumentos del Norte de África que luego cruzaron el Mediterráneo y se instauraron en la costa española con el nombre actual de "xirimieta", en Mallorca, "xirimía" en Ibiza, "gaita castoreña" en Cádiz, descendiente directa del "zarm" del Túnez y Marruecos.
En Italia el "aulos" o "mizmar", evolucionó hasta constituir las "launeddas" en Cerdeña, clarinete triple de caña que se ejecuta realizando la respiración circular, complicada técnica de soplar continuamente a la vez que se respira, como si de una gaita se tratase, del mismo modo que la "bena" de Italia, la "albota" del país vasco, el "sifte" de Creta, etc., todos con el mismo principio sonoro.
Resulta igualmente apasionante la influencia de un aderófono de origen árabe llamado "ghaita" o "chirimía", de la familia de los oboes, que proviniendo de Asia, se instauró en el norte de África para transplantarse en España lo que hoy conocemos como "dulzaina", viajando posteriormente a América, presumiblemente por medio de los jesuitas, para adaptarse entre indígenas peruanos en las regiones de Ayacucho y Apurimac, quienes la hicieron propia construyéndola de forma similar y conservando el nombre de "chirimía" o "chirusuya", buscando el humor en el juego de palabras con las últimas sílabas: "mia" "suya". De este modo, dicho aerófono recorrió y se adaptó nada menos que en cuatro continentes.