Parece por las noticias existentes, que la revolución se desarrolló sin incidentes dignos de mención, al menos no hubo muertos en un principio, lo que ya es bastante para los precedentes que existían en Cartagena con respecto a otros hechos similares. El 1 de julio de 1854 es publicado un B.O.P. extraordinario que daba cuenta de la rebelión militar ocurrida en Madrid días antes y en el que se daba por concluido el asunto con la derrota de los rebeldes en Vicálvaro. En días posteriores, el B.O.P. va dando noticias de la situación y advirtiendo que sería aplicada la ley con todo rigor a los sediciosos y a quién les apoyase.
El gobernador de la provincia comunicó a través del Boletín del día 8 de julio que todos los rumores sobre la extensión del movimiento eran mentiras de los enemigos del orden público, pero los correos que llegaban de Madrid, Andalucía y Valencia le quitaban la razón un poco más cada día. Al gobierno del conde de San Luis le quedaba poco tiempo; el posterior ''ministerio metralla'' de Fernández de Córdoba duraría un suspiro en medio de las barricadas en Madrid.
En Cartagena, el Ayuntamiento formado por los moderados Martínez Madrid, Valarino, Buendía, Márquez, Ardella, Peñafiel, Mena, Arroniz, Delgado Salamanca y Berrizo, continúan las sesiones con toda normalidad hasta el día 24 de julio, en que se da cuenta por primera vez de un oficio de la Junta de Gobierno creada en esta plaza a causa del alzamiento cívico verificado en ella, siguiendo el impulso y ejemplo de la mayoría de provincias y poblaciones de España. En la siguiente sesión, la del 28 de julio, el Ayuntamiento dimite y es sustituido por los componentes de la corporación de 1843. No cabe duda de que en la tranquilidad de los acontecimientos ciudadanos influye poderosamente la figura del gobernador militar de la plaza de Cartagena y provincia de Murcia Miguel Senosiaín y Ochotorena, dispuesto a mantener el orden a toda costa.
Avance de la conspiración progresista
Mientras, en Murcia avanzaba la conspiración. Antonete Gálvez y el marqués de Camachos, con varios grupos de vecinos armados, se presentan en la mañana del 18 de julio en la capital de la provincia para pronunciarse. Sin tiros triunfa el movimiento. Rápidamente es nombrada una Junta Revolucionaria, que presidida por el general Francisco de Paula Ruiz, se encargará de conservar el orden público. Se produce una tensión entre el poder del gobernador militar Senosiaín y el poder del presidente de la Junta Revolucionaria de Murcia, el general cartagenero Francisco de Paula Ruiz, tensión que dura casi de diez días, del 19 al 27 de julio. En este último día, el general Senosiaín cede al mando militar de la plaza y provincial al general Ruiz, sin que en el intervalo se produzca ningún enfrentamiento armado, sólo una incomunicación demasiado fría para esas fechas del año.
El 19 de julio se constituye la Junta de Gobierno en Cartagena. Se hace tan pronto para evitar que los acontecimientos desborden a las autoridades. El día 19 de julio la Junta impone el estado de sitio en la ciudad ante las noticias que llegan de Madrid y Murcia, pero al día siguiente, confirmado que Evaristo San Miguel y el general Ruiz controlan la situación en Madrid y en Murcia a favor del duque de la Victoria, es levantado. Además se hacen ciertas concesiones, como la devolución de las armas a la Milicia Nacional, incautadas desde la rebelión de 1844. El 28 de julio dimite el Ayuntamiento moderado y se traspasan los poderes a la nueva corporación progresista. La revolución había triunfado de nuevo en Cartagena.
Francisco de Paula Ruiz y Martínez Navarro
Cartagena, 27 de noviembre de 1789 - Murcia, 10 de octubre de 1863
Hijo de Sebastián Ruiz y de María Martínez Navarro, naturales de Cartagena. Tuvo una actuación muy destacada en la Guerra de la Independencia, aunque cayó prisionero tres veces, logró escapar en dos ocasiones antes de llegar a Francia, pero la última le retuvo en este país de 1810 a 1812, escapando finalmente también. A su regreso obtuvo los grados de teniente y capitán, y es declarado benemérito de la patria en grado heroico y eminente, por recibir una herida en el cuello.
El 4 de octubre de 1822 se casó en Cádiz con Carlota Recur y Zúñiga, hija de comerciantes de origen francés. El 31 de marzo de 1835 es nombrado jefe del Batallón de Fusileros de Aragón, con el que hizo toda la guerra carlista.
Instigó los movimientos de Alicante y Cartagena de 1844 en nombre de la Junta Central, y presidió la Junta de Armamento y Defensa de Murcia, que buscó refugio en Cartagena. Las disensiones entre las dos Juntas, de Cartagena y de Murcia, fueron muy graves. Ruiz Martínez declaró a Cartagena en estado de sitio el 18 de febrero de 1844. La derrota de los sublevados le obligó a marchar al extranjero, y no regresó hasta que se le autorizó la vuelta por Real Orden. El 5 de noviembre de 1853 es destinado a Murcia. Con la revolución de 1854 se le nombra gobernador militar de Cádiz y ascendiendo a teniente general y nombrado capitán general de Galicia.
El 19 de julio de 1856, al mando de la Milicia Nacional, intentó levantarse contra O'Donnell, que se había adueñado del poder. Detenido por los oficiales del regimiento de Artillería, fue recluido en el castillo de San Antón de la Coruña donde fue sometido a proceso, perdiendo el mando que ostentaba.
El 18 de octubre fue puesto en libertad, y destinado a su tierra con licencia por enfermedad, donde permaneció hasta su muerte.