En el mercado
Es posible encontrar berros en el mercado durante todo el año, normalmente agrupados en manojos por sus tallos.
Para adquirir berros frescos es necesario elegir los que presenten un aspecto vivo, de color verde intenso, con tallos y hojas en perfectas condiciones, sin impurezas ni picados. Deben rechazarse ejemplares que posean una apariencia mustia, apagada, con colores amarillentos.
Se trata de una planta cuyas hojas y tallos se oscurecen rápidamente al contacto con el aire una vez cortados, adquiriendo tonalidades marrones o púrpuras, por lo que es conveniente consumirlos en un período relativamente corto de tiempo.
La conservación del berro, al igual que otras verduras y hortalizas ricas en agua, se debe llevar a cabo siguiendo ciertas pautas. De este modo, se introducirá en el refrigerador a una temperatura máxima de 8ºC, siempre resguardado con papel film. Si aún conserva sus raíces, también es posible conservarlo en un boll con agua a temperatura ambiente.
En la mesa
El berro se consume principalmente en crudo, como ingrediente de ensaladas aderezadas con aceite y vinagre, aunque también es usual que forme parte en la guarnición o decoración de platos de carne tras ser cocido o rehogado.
Las piezas frescas y jóvenes muestran un sabor fresco, amargoso, sutilmente picante, similar a la mostaza, pero que se va acentuando con el tiempo.
Es un alimento que se puede añadir a purés de patata tras hervirlo y pasarlo por un pasapurés, servido con mantequilla y leche o aceite y vinagre.
Debido a su intenso sabor, en crudo, tras ser triturado, adereza salsas picantes junto a chalotas, estragón, perifollo o ajo.