La base de Cartagena, a principios del siglo XIX, era perfectamente capaz y estaba suficientemente protegida por las piezas krupps de 30,5 cms, que fueron instaladas en las baterías de Santa Ana y Trincabotijas con motivo de la Guerra contra los Estados Unidos de 1898. Pero dado el avance de la tecnología militar y, sobre todo, el aumento del calibre y alcance de la artillería a bordo de los acorazados había quedado totalmente obsoleta, desprotegida y ya no podía ejercer las funciones que debía cumplir. Por otra parte, el Arsenal había perdido capacidad para contener grandes buques, por el incremento de su tonelaje, por el estancamiento de sus infraestructuras y, sobre todo, por la imposibilidad de poder construir sofisticados barcos de guerra, debido a la incapacidad de la industria nacional y a su aislamiento político internacional.
Unido a estos problemas, el principal obstáculo para poder establecer la gran base naval en Cartagena estribaba en la dificultad de su defensa. En efecto, en lo relativo a la situación que había de tener una base naval era premisa indispensable que los accidentes geográficos y la configuración del litoral permitiesen, entre los parajes más cercanos a tierra, por donde pudiesen navegar los buques y el lugar donde se asentase la base, hubiese una distancia superior al alcance de la artillería de mayor calibre de los buques. Esta premisa no se daba en Cartagena, ya que tenía sus instalaciones logísticas muy próximas a la costa.
El 'handicap'
Teóricamente, había que tener en cuenta que si las baterías de costa montan los mismos calibres que la artillería embarcada, el ataque y la defensa estarían equilibrados. Sin embargo, cuando el objetivo del ataque es una base naval, la ventaja indiscutible sería del atacante. En este supuesto había que considerar una serie de parámetros como son: el alcance máximo de la artillería ofensiva y defensiva; su alcance máximo eficaz y una variable desequilibrante, que sería el alcance máximo de la artillería embarcada contra una base naval. Con el alcance máximo, si bien es posible batir un objetivo, las probabilidades porcentuales de lograrlo son mínimas, probabilidades que aumentan al disminuir la distancia. Ello quiere decir que, si a la distancia máxima de alcance sería alto improbable la acción devastadora de las baterías de costa sobre los acorazados y viceversa, sin embargo, el bombardeo de la artillería embarcada sí sería eficaz contra una base con una superficie superior a los 4 kms. cuadrados, como es el caso de Cartagena. En este caso, el alcance máximo de la artillería embarcada coincidiría con su alcance máximo eficaz de combate. Para remediar este efecto, sería preciso situar las bases muy al interior (como en la ría de El Ferrol) o aprovechar accidentes naturales avanzados (islotes), donde se asentase artillería defensiva para alargar la distancia a la que se podrían acercar los buques. Esta solución era imposible en Cartagena, donde además de proteger el Arsenal, había que proteger también la ciudad, el puerto y las ensenadas de Escombreras y las Algamecas.
Tras estas consideraciones, la Junta de Defensa y Armamento de la Plaza consideró que, no reuniendo Cartagena las condiciones mínimas exigibles a una base naval, había que buscar otro emplazamiento más adecuado. Cartagena, que desde su fundación histórica en el año 229 a. C. había mantenido ininterrumpidamente su condición de Plaza Fuerte y Base Naval, gracias, fundamentalmente, a su configuración topográfica en las primeras décadas del siglo XX, era precisamente su topografía la que la incapacitaba como tal. Sin embargo, la elección de otro lugar se hacía muy problemática, dada la escasez de buenos puntos de refugio entre el cabo de Creus y el estrecho de Gibraltar. Distintos tanteos de defensa, efectuados en la década de los años '20, consideraron tres posibles emplazamientos para el establecimiento de la base naval. Se estudió su ubicación en el golfo de Rosas, pero se desechó por su proximidad a Francia, de la misma manera se desestimó su establecimiento en el delta del Ebro porque precisaba una enorme inversión y en el Mar Menor por su poco calado y dificultad de acceso.
Los proyectos de reformas
De esta manera, a pesar de las deficiencias consideradas en Cartagena, en vista de no encontrar otro lugar más adecuado en el Mediterráneo español, se decidió, finalmente, que Cartagena seguiría ocupando el lugar que había tenido siempre. Así se dispuso, por R. O. de 31 de julio de 1913, la modificación del Plan de Defensa anterior, ordenando la ejecución de tanteos y estudios para reactivar Cartagena como la gran base naval del Mediterráneo.
Tras diversos estudios de la Junta de Defensa y Armamento, se dedujo que, a la vista de las condiciones que presentaba la base para suplir las deficiencias, era preciso efectuar las siguientes actuaciones:
- Construir un antepuerto en la ensenada de Escombreras, uniendo la punta de Aguilones con la isla de Escombreras y, de ahí, construir una escollera en dirección a Trincabotijas. Así se tendría un puerto amplio, seguro y con calado suficiente para el fondeo de acorazados.
-Artillar la costa con los mayores calibres existentes en la época.
-Acondicionar muelles de carbón y depósitos de combustible.
-Realizar un trasvase de agua desde el río Taibilla.
-Establecer un servicio de municionamiento en el Parque de Artillería y en el Arsenal.
-Construir en el Arsenal un dique apto para buques de más de 30.000 t, y
-Para la defensa terrestre, establecimiento de campos atrincherados, artillería de campaña y fuerza de tierra suficientes para prevenir y repeler posibles desembarcos.
Pero este ambicioso proyecto, precursor del Plan de Artillado de los Frentes Marítimos de 1926, no se pudo llevar a cabo por cuestiones políticas y presupuestarias. En la década de los 20', el atraso de las infraestructuras y la descapitalización del país eran la lógica consecuencia de un sistema de gobierno anquilosado desde la Constitución de 1876, que había sancionado en el poder la alternancia de los partidos Liberal y Conservador. Seguía vigente la España de los caciques. La economía nacional se basaba en el sector agrícola, con sistemas de producción anticuados y bajos niveles de productividad, siendo la población mayoritariamente rural, con bajo nivel de renta y peor nivel de instrucción.