Los núcleos de población árabe en la época anterior a la dominación castellana eran, normalmente, los husun (plural de hisn) y las madinas. De menor entidad eran los pequeños núcleos rurales, en el ámbito de influencia de un hisn (punto fortificado): las alquerías (de al qarya). Documentar y reconstruir el mapa de los núcleos de población árabe en Murcia es tarea que aún está por completar, dada su gran complejidad.
El 5 de junio de 1266, Alfonso X decretó la separación de las comunidades de mudéjares y cristianos en el reino de Murcia. La reconquista de Jaime I reestructuró la sociedad murciana, creando profundos cambios sociales y políticos. Los musulmanes, ahora bajo gobierno cristiano, pasaron a denominarse mudéjares y tuvieron que acatar unas leyes estrictas de convivencia. Sin embargo, pudieron mantener una breve independencia jurídica y administrativa bajo el amparo de las aljamas.
El término aljama (del ŷāma'a, «conjunto de personas» en castellano) ha sido tradicionalmente usado para referirse al conjunto de mudéjares de una localidad organizados como junta administrativa. A partir del siglo XIII, los mudéjares del Valle de Ricote estaban gobernados y representados ante los castellanos por la aljama. Las figuras más importantes de esta aljama eran los jeques o suyuj, ancianos sabios. Bajo el amparo de la aljama, los mudéjares del Valle de Ricote tenían sus propias leyes y practicaban libremente su religión. Sin embargo, la Encomienda ejerció un férreo control sobre los representantes mudéjares. La aljama de Ricote, una de las pocas documentadas, estaba situada en la misma población donde se localizaba la Encomienda del Valle, y por ende, sometida a este estricto control. Existía en ella un grupo de ancianos que representaban a la comunidad mudéjar. Su poder ejecutivo y decisorio se limitaba a la supervisión de los miembros de la comunidad mudéjar.
En el Valle de Ricote, el poder judicial y el control político fue ostentado por un alcalde y dos alguaciles con sede en la villa de Ricote, que poseían la jurisdicción civil y criminal en todo el Valle. Ambos eran elegidos por todas las aljamas de las distintas poblaciones, pero su elección debía ser aceptada por el comendador de Ricote. Junto a ellos, el comendador también elegía al almotacén entre tres hombres 'buenos' que le presentaban las aljamas. Se denominaba almotacén al inspector de los mercados y talleres. Sus principales funciones fueron el control de pesos y medidas, así como la fijación de precios, entre otras cosas, informando a la encomienda de cualquier irregularidad. Esta rígida organización política local significaba un amplio control de la población por los comendadores y alcaldes; pero, también, significaba el predominio de la capital del Valle –Ricote– sobre las demás aljamas, que sólo mantenían un regidor en cada una de ellas.
A partir del siglo XVI, la conversión de los mudéjares al cristianismo, denominándose moriscos, hizo creer a las distintas aljamas del Valle de Ricote que su nueva situación social cambiaría, intentando conseguir más independencia administrativa de la propia Encomienda de Ricote. Se suponía que ya eran cristianos con todos sus derechos. Esto acrecentó el deseo de las poblaciones del Valle por independizarse de la Encomienda. En cualquier caso, la situación no duró mucho tiempo. En 1502, cada población del Valle eligió dos alcaldes y dos alguaciles, de manera que existieron doce alcaldes y doce alguaciles que representaban a cada población. Sin embargo, aquel mismo año se decretó que sólo podría haber un alcalde en Ricote y otro en Blanca y en las restantes poblaciones del Valle tan sólo regidores. Los comendadores intervinieron las aljamas para que esta situación se cumpliera, desautorizando a los alcaldes elegidos por los concejos moriscos. En las poblaciones, finalmente, solo se permitió la presencia de un regidor. A partir del siglo XVII, las aljamas moriscas quedarían suprimidas por la orden de expulsión de todos los moriscos de la Península Ibérica llevada a acabo por Felipe III.
Las aljamas del Valle de Ricote se desarrollan a partir de la estructura de poblamiento que se ha comentado anteriormente, la de un hisn (Ricote) que controla y defiende un territorio en el que hay diferentes núcleos: Blanca (originalmente, Negra) y la alquería de Abarán (también castellanizado como Fauarán o Habarán); Ojós y Ulea. Cuando se produce la cesión de estos territorios a la orden de Santiago la documentación se incrementa, y podemos seguir con mucha mayor precisión la distribución de la población en el valle. Queda ya definido el grupo de poblaciones que van a formar, hasta hoy, el Valle de Ricote: Ricote, Blanca, Abarán, Ulea, Ojós, y Asnete (Villanueva del Río Segura). Hay que añadir dos poblaciones más: Archena, la puerta oriental; y Cieza, la puerta norte.