La historia del boquerón en la costa murciana viene marcada por la civilización romana que elaboraba, consumía y comercializaba los salazones, especialmente la salsa garum o una de sus variedades más valiosas, el garum sociorum. Para fabricar esta preciada salsa se utilizaban los pescados enteros, incluidas las vísceras, macerándose durante días acompañados de hierbas aromáticas y sal. Una vez concluido este proceso la salsa obtenida aderezaba numerosas comidas tanto en la zona de Carthago Nova como en las mejores mesas de la Península Itálica.
El consumo de boquerones en España se mantuvo durante la Edad Media, estando muy presente a primeros del siglo XVI, como así queda reflejado en el nombre dado a algunas poblaciones fundadas en Centro y Sudamérica tras el descubrimiento de América. Concretamente en Puerto Rico, algunos especialistas mantienen la hipótesis de que la actual ciudad de Boquerón está enclavada en el lugar donde desembarcaron los tripulantes de La Niña en el segundo viaje de Cristóbal Colón entre los días 18 y 19 de noviembre de 1493.
Desde la antigüedad hasta ese momento, incluso en los siglos XVIII y XIX se consumían los lomos de boquerón en salazón: las anchoas. En el Norte de España, en Santoña, una de las familias de pescadores italianos que emigró a estas tierras en el siglo XIX en busca de trabajo, presentó una innovación en la conservación de anchoas que revolucionaría el mercado de las conservas en el mundo. La anchoa hasta entonces se elaboraba con un proceso que incluía su limpieza, salazón y añadiéndoles mantequilla para suavizar el sabor. Pero en 1880 Giovanni Vella Scaliota, añadió aceite a los filetes de anchoa, a "il piú grande bocatto", como él las conocía. De esta forma se comenzaron a comercializar anchoas en conserva de aceite, método que ha perdurado hasta la actualidad.
En Santoña, en 1960 se batió el record mundial de capturas de boquerón o anchoa en un solo día con 1.541.664 kilos.
Estas cifras reflejaban la vorágine del consumo en España de boquerones, pero no tardarían en llegar las vacas flacas. Entre finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI en zonas de la Península Ibérica donde el boquerón era una pesca prioritaria comenzaron a sufrir los excesos de su pesca, reduciéndose drásticamente el número de capturas. Así, en el norte de España se enfrentarían pescadores franceses y españoles poniendo fin a las hostilidades la instauración de una veda que perdura en la actualidad; en Málaga, ciudad donde el boquerón es uno de sus alimentos más conocidos (a los habitantes de esta ciudad andaluza se les conoce como Boquerones), las toneladas recogidas pasaron de 10.000 a 500 toneladas anuales.
Actualmente, en la Región de Murcia se capturan alevines de boquerón llamados popularmente chirretes. Se trata de una subespecie endémica, exclusiva del Mar Menor, muy apreciada entre los consumidores, pescada con chirreteras o mayas de tamaño mínimo. Suele poseer un tamaño de entre 4 y 5 cm.
Producción y distribución en la Región de Murcia
En la Región de Murcia actualmente se descargan en sus puertos cerca de 19 toneladas anuales de boquerón. Lo Pagan, en el municipio de San Pedro del Pinatar, cuenta con el 98% de capturas, mientras que el resto se reparte entre los puertos de San Pedro y Cartagena.
El volumen de pesca de chirretes en 2007 ha superado escasamente los 11.000 kg., desembarcados en casi su totalidad en Lo Pagán.
El boquerón se suele capturar utilizando el arte de cerco con luz. Se trata de una red rectangular que posee pesos en la zona inferior que la anclan al fondo marino y corchos en la superior para mantenerla a flote. Tras localizar un banco de boquerones se suelta un bote con luz que atrae al pescado y un chivato o bote pequeño donde se fija la red. A través de otro barco nodriza se va soltando la red y creando un círculo que encierra en su interior a los peces. Cerrando la red por la zona inferior, el banco de boquerones queda atrapado en su interior.