El consumo de lenguado se remonta a la civilización romana. Durante este período su nombre era "Sandalia de Júpiter" debido a su forma aplanada. Era servido como segundo plato en las grandes Cenae, la comida más importante del día entre las familias nobles.
Más tarde, ya en el siglo XVI, el consumo de lenguado fue habitual en las zonas costeras, pero no en el interior por tratarse de un alimento muy perecedero y al elevado coste de su transporte. No obstante, las clases adineradas podían permitirse comprarlos en invierno, pagando una elevada cifra en maravedíes y esperando los carros que llevaban multitud de pescados conservados entre hojas de helecho, limones y hielo de los Pozos de la Nieve.
En el siglo XVII los pintores flamencos Alexander Adriaenssen, Frans Snyders y Clara Peeters incluyen en sus obras especies de pescados como los arenques, anguilas, carpas o lenguados.
Existen numerosas leyendas relacionadas con la apariencia del lenguado y su característica forma de nadar. Una de ellas habla del profeta Moisés y sus debilidades culinarias. En una sartén había añadido aceite y un lenguado. Como el profeta tenía su mente en ese momento en otros menesteres dejó pasar el tiempo y cuando volvió, el pescado se había frito en exceso por uno de sus lados. Así, cogió el pez y lo tiró al mar, pero al contacto con el agua retornó a la vida, mostrando en adelante un color oscuro o terroso (la parte quemada) y el otro blanquecino (la zona que permanece pegada al fondo).
A mediados del siglo XX el Mar Menor contaba con un arte de pesca tradicional llamado encañizadas, a través del cual todavía hoy se capturan exquisitos ejemplares de esta especie.
Producción y distribución en la Región de Murcia
Las capturas de lenguado en la Región de Murcia apenas sobrepasan las dos toneladas anuales (concretamente 2.281 kilos en 2007), mayoritariamente descargadas en el puerto de Lo Pagán y con pequeñísimas partidas en Cartagena y Mazarrón. Debido a esta circunstancia es habitual encontrar en los mercados lenguado congelado, entero o en filetes, de especies de otras latitudes.
El arte de pesca utilizado para la captura del lenguado es el arrastre. Consiste en una red a modo de tubo o semicírculo que se remolca desde uno o dos barcos manteniéndola abierta en el fondo arenoso.