Existen numerosos fragmentos de pintura en la ciudad de Carthago Nova, encontrados mayoritariamente en el interior de las domus, especialmente la Casa de la Fortuna y Casa de Salvius.
En la primera destaca un singular aparato decorativo de una gran riqueza, con representaciones de animales como el gran cisne de alas extendidas y algunos fragmentos de figuras humanas. Los lienzos de muro se dividen verticalmente en un zócalo de color negro compartimentado en rectángulos mediante bandas amarillas y blancas, una zona media con paneles rectangulares adornados con animales, motivos vegetales, cuernos de la abundancia, guirnaldas de flores y candelabros. La zona alta de la pared, mucho más sencilla, se encontraba pintada de blanco. Además, existen otras pinturas repartidas por esta domus, incluso una cabeza humana realizada en el techo de la vivienda.
Todo este aparato pictórico ha hecho a los especialistas incluir estas representaciones dentro del estilo III o Mixto, aunque algunos puedan retrasar parte de las pinturas hasta el estilo IV o Ilusionista.
La pintura encontrada hasta el momento en la Casa de Salvius muestra el típico esquema compositivo dividido en varios niveles verticales, al igual que la Casa de la Fortuna. En la zona baja de la pared se aprecian restos de un rodapié moteado sobre fondo blanco, seguido de un zócalo que imita al mármol veteado y donde se inscriben rombos. La zona central presenta paneles rectangulares en tonos rojos que contienen cenefas en tonos amarillos y oscuros, quedando todo ello enmarcado por tonos negros. La parte alta de la pared queda rematada con una cornisa de estuco ornamentada con palmetas y motivos denticulados.
Al igual que ocurre en la Casa de la Fortuna los especialistas consideran las pinturas decorativas de la Casa de Salvius como pertenecientes a los estilos III y IV de la pintura pompeyana, además realizados en Carthago Nova sin retraso cronológico lo que muestra contactos muy intensos tanto en el ámbito comercial como cultural entre la Península Itálica y la ciudad portuaria.
La pintura decorativa en el Imperio Romano
La pintura decorativa romana nació con una influencia palpable de la griega ya que durante el siglo I a.C. las tropas republicanas llevarían a la Península Itálica un gran número de pinturas del país heleno, incluso fragmentos de frescos griegos.
Tuvo principalmente una finalidad práctica ya que se usó para decorar las paredes interiores y exteriores de las viviendas, engalanar los templos y exaltar el realismo en las esculturas.
Se trataba de composiciones murales realizadas con la técnica del fresco (aunque en Roma también se realizaban pinturas en caballete) que desarrollaban artesanos, ya que esa era la condición de los artistas durante los siglos de dominación romana del Mar Mediterráneo. Entre los tonos más destacados figuran el negro, blanco, amarillo, rojo, verde, azul y violeta, todos ellos mezclados con agua y en ocasiones con cola.
En la historia de la pintura romana se han definido cuatro estilos establecidos tomando como base las pinturas conservadas en las domus de la ciudad de Pompeya, fijadas en el tiempo tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Los cuatro estilos son:
Incrustación. Siglo II-I a.C. Estilo colorista que recrea mármoles suntuosos que divide el muro en zócalo que imita la piedra, una zona media que intenta reproducir el mármol y un remate a modo de cornisa.
Arquitectónico. Siglo I a.C. Imita arquitecturas y busca perspectiva por lo que también es conocido como estilo de perspectiva arquitectónica. Se trata de un estilo plenamente romano que intenta suavizar mediante la ilusión pictórica los muros de las domus.
Mixto u Ornamental. Siglo I d. C. La mezcla de los dos estilos anteriores da lugar a composiciones menos realistas en las que priman edificios fantásticos, elementos de decoración vegetal idealizados, pequeñas escenas con seres humanos y mitología, todo ello representado en colores muy vivos e intensos. A este estilo pertenecen la mayoría de las pinturas halladas en las domus de Carthago Nova cuya cronología lleva al siglo I d.C. como la Casa de la Fortuna o la Casa Salvius.
Ilusionista o Escenográfico. Mediados y finales del siglo I d.C. Existe en este nuevo estilo un recargamiento decorativo, tomando influencias del mixto y arquitectónico. Se convierte en un tema especialmente relevante la representación de paisajes (que influirían en pintores posteriores del Renacimiento o el Barroco como Poussin).