En la primavera de 1915 se inauguró el aeródromo de Los Alcázares en el que se instaló la primera base de hidroaviones de España. La elección de Los Alcázares se debió a varias razones, siendo la más decisiva de todas la tranquilidad de las aguas del Mar Menor que permitían que los hidroaviones pudieran ser utilizados durante casi todos los días del año. En 1920 comenzó a funcionar en el aeródromo una escuela de pilotos, mientras que un año más tarde se abrió la Escuela de Tiro y Bombardeo.
A principios de 1923 España estaba inmersa en plena guerra contra los rifeños que se oponían a la colonización española de esta región del norte de Marruecos. Durante el conflicto el aeródromo de Los Alcázares adquirió una gran importancia como base militar.
Curso de tiro contra aeronaves
En el mes de marzo el Estado Mayor Central organizó un curso de tiro contra aeronaves, al que asistieron Comisiones de Oficiales de distintos regimientos con la intención de estudiar esta rama de la balística tanto de forma teórica como práctica. La realización de este curso propició la visita del rey Alfonso XIII.
En ese momento estaban al frente del aeródromo el comandante Luís Gonzalo y los capitanes Riera, Salgado, Montero y Díaz Gómez, quienes ejercían de profesores. El aeródromo se componía de una escuadrilla técnica con seis aparatos Bristol, otros ocho aeroplanos, cuatro de ellos para entrenamiento de tiro, cuatro hidroaviones Saboya, que estaba previsto que marcharán a África pocos días después y un avión ''Darnier'' que podía transportar 1.200 kilos de carga y seis pasajeros. Asimismo, el aeródromo contaba con 10 hangares y con una estación telegráfica.