Excepcional emplazamiento geográfico
El emplazamiento geográfico de Cartagena, ubicada en una península salpicada de colinas estratégicas, la benignidad climática de la zona, las minas de las sierras circundantes, muy apreciadas en la antigüedad, y, especialmente, la presencia de ese puerto natural abierto al Mediterráneo, le confieren un gran atractivo como asentamiento humano.
Muchos han sido los pueblos y civilizaciones establecidos en su territorio desde los primeros capítulos de la historia de la humanidad, pero es en época prerromana cuando comienza a perfilarse el primer poblamiento urbano de Cartagena.
La realidad arqueológica de una instalación ibérica en el territorio de Cartagena, cuenta cada vez con mayor número de evidencias. Las más antiguas se remontan a la segunda mitad del siglo V a.C, como es el caso de algunos fragmentos descontextualizados de cerámicas áticas de figuras rojas.
Asdrúbal funda Qart-Hadast
La primera constancia de la existencia de la ciudad de Cartagena se refiere a la fundación hacia el 229-228 a.C. de Qart-Hadast (Ciudad Nueva), principal colonia cartaginesa en Iberia, por Asdrúbal, yerno del general Amílcar Barca.
La nueva urbe se enmarcaba en la línea de establecimientos costeros (orla mediterránea), que a lo largo de los siglos IV y III a. C. va a dejar el Mediterráneo Occidental en manos de la talasocracia púnica.
Las causas que llevaron a los púnicos a crear la Ciudad Nueva fueron su emplazamiento portuario privilegiado y el deseo de controlar el rico cinturón minero de la Sierra Cartagena-Mazarrón. Varios autores grecolatinos aluden a estas virtudes; tal es el caso de un texto de Avieno:
"Después de Abdera, viene la Nueva Cartago, fundación de Asdrúbal, sucesor del Barca, padre de Aníbal. Es entre todas las ciudades de la zona la más poderosa; goza de una situación natural fuerte y de unas murallas bellamente construidas. Dispone de varios puertos de una laguna y tiene minas de plata. Tanto en ella como en sus cercanías abundan las industrias de salazón y es el mayor emporio para los habitantes del interior que vienen a buscar las mercancías llegadas por mar y para los comerciantes extranjeros que quieren adquirir los productos locales."
Principal base militar de los cartagineses
El mejor testimonio de la entidad de la ciudad "fundada" por el caudillo cartaginés es un lienzo de muralla descubierto en la ladera meridional del Cerro de San José, que contribuía a cerrar el único acceso natural al interior del recinto urbano. Polibio alude además a la existencia de espléndidos palacios construidos por Asdrúbal en el Cerro del Molinete (Arx Asdrubalis), pero de los que no se ha hallado vestigio alguno.
Es indudable que desde el primer momento la ciudad se convirtió en la principal base militar de los cartagineses en Iberia y en el centro de las expediciones militares púnicas para el control de los territorios peninsulares. Estas funciones se plasmaron en su fisonomía urbana, donde almacenes, instalaciones artesanales e industrias, talleres y estancias de carácter doméstico, debieron ocupar un espacio destacado.
Al margen del aparato defensivo y de las estructuras de tipo artesanal y doméstico, Apiano diferencia la ciudadela, donde debía estar situada la residencia del gobernador, de la acrópolis y del ágora (espacio público que debió situarse en la parte más baja y centrada del valle interior).
A la muerte de Asdrúbal en el año 221 a.C, asume el mando su cuñado e hijo de Amílcar Barca: el legendario Aníbal. El nuevo mandatario forjó un ejército poderoso, blindó toda la costa con un entramado de torres escalonadas, que alertasen de la proximidad de navíos foráneos, e impulsó la explotación de las minas circundantes.