Ruta 5
RUTA 5 - Archena-Abarán
21 km, 7 h. Es el perfecto homenaje para disfrutar de la huerta y sus paisajes.
La plaza de la Constitución de Archena es nuestro comienzo y nos dirigimos por la carretera que nos lleva a los famosos Baños, cuyas aguas termales eran conocidas desde la época romana; hay algo menos de 2 kilómetros. Pronto aparecerá el río Segura escoltado por palmeras datileras. Entraremos por la calle principal atravesando el conjunto de construcciones hídricas y edificaciones. En breve, en una primera curva del camino dejamos éste para seguir recto hacia un gran llano, reconocible por estar bajo unos grandes eucaliptos. Una senda entre cañaverales nos lleva a los pies de un edénico huerto de limoneros, con una acequia, y seguiremos ésta por su orilla izquierda. Un camino de tierra nos lleva de nuevo a la carretera que va de Archena a Villanueva del Río Segura.
Volviendo al camino tomaremos de nuevo el camino a Archena, retrocediendo unos 400 m por el camino. En el primer cruce asfaltado tomaremos hacia la derecha y de esta forma rodeamos la montaña del Cobi por su ladera Sur. Entre huertos nos dirigimos frente al Cajal y, en un cruce de carreteras, giramos a la derecha. Abandonaremos el asfalto al rato para pisar la tierra de un sendero recto. Tras pasar junto a dos notables palmeras, bajamos hacia la rambla del Mayés. Seguimos hasta la carretera, que cruzamos con precaución ya que la visibilidad es limitada. Un camino nos conduce, en ligera pendiente, entre huertos, a una senda nos lleva hasta Villanueva. Pasamos frente a la iglesia y el centro cultural, en la esquina izquierda de éste un callejón nos asoma y nos baja hasta el puente que conduce a Ulea. Al cruzar el puente sobre el río, y plantados en un bello cara a cara con el municipio de Ulea, cogemos a la izquierda la mota del río que nos lleva hasta un azud y giramos a la derecha por una carretera asfaltada que penetra en Ulea.
Dirigimos nuestros pasos a la iglesia de San Bartolomé, junto a la cual se hallan unas escaleras que nos llevan al camino que va hacia Ojós. Rodeando la sierra de Ulea nos encaminamos por el asfalto hacia Ojós, siguiendo la ribera izquierda del Segura. Pasamos junto a una noria antiguamente poderosa y hoy abandonada. Frente a nosotros, en el otro margen del río, hay un túnel que atraviesa una formación rocosa llamada el Salto de la Novia, un peculiar accidente geográfico que forma parte de la mitología local, con numerosas tragedias de desamores, o amores imposibles, entre pueblos rivales (árabes y cristianos), una Verona hispánica. Siguiendo la carretera nos encontramos con el paradigma de Ojós, enclave privilegiado, ubicado junto al río y protegido por las impresionantes paredes del Chinte. Es obligación de todo viajero el paseo por sus estrechas calles, la contemplación de sus escudos nobiliarios y la visita al lavadero público. No podemos partir sin probar sus bizcochos borrachos hechos aún artesanalmente en un horno de leña de más de cien años. La iglesia de San Agustín será nuestra última referencia en Ojós, y seguimos la carretera que cruza la localidad en dirección a Blanca. Antes de salir del pueblo por una calle que sale a la izquierda, subimos hasta encontrar un camino de tierra que, pasando bajo dos algarrobos, nos saca de Ojós por la carretera que sube a Ricote, frente al cementerio.
Existe la posibilidad de abandonar la carretera, y tomar un camino de tierra, que se encuentra girando a la izquierda en el cruce y después de unos 100 m a la derecha. Este peculiar sendero dibuja en la tierra la línea de telefonía que sostiene unos antiguos postes, desembocando de nuevo en la carretera, junto al cementerio de Ricote con una canaleta de agua en la parte izquierda. Pasamos junto a una olivera centenaria. La iglesia de Ricote abre nuestro horizonte en estos momentos, aunque los artificiales tubos del trasvase nos recuerdan lo mundano y lo problemático de esta tierra. Entramos en el pueblo dejando a la izquierda el cruce en dirección a Cieza y Mula. Desde la plaza de Santiago cogemos la calle que, sin más remedio, pasa por un vertedero y escombrera; cruzamos una rambla que rodea el alto de la Umbría y nos ofrece una espléndida vista sobre el valle, adornada con Ojós, el río Segura y la verticalidad de las paredes del Chinte. Nuestro discurrir nos introducirá por un collado situado a 365 m de altitud donde la ventana de Ojós queda sobre nosotros, y nuestra mirada toma la umbría a la izquierda, surgiendo casi de la nada el embalse, Blanca y el Solán. Bajamos cómodamente esta pista en buen estado de conservación hasta una explanada. Llaneando, a la izquierda, sube un camino que devuelve al cruce con el albergue conocido como el de la Calera. En esta nueva explanada seguimos recto, bajando por una senda delimitada con rocas a los lados hasta aparecer ante una huerta, sobre el barranco del pantano que nos saca de la carretera. Seguimos por la carretera a Blanca, caminando hasta el alto del Palomo; un poco antes de llegar tomaremos un atajo, bajando por un camino de tierra y cruzando por un puente al barranco del Zapato, para salir junto a la finca de don Carlos donde un escudo preside la puerta de entrada. Ya en el alto del Palomo, frente al puente, cogemos unas escaleras a la derecha que nos llevan al cruce de Abarán, en el barrio de Runes y, sin entrar en Blanca, pasamos bajo el puente de hierro. Vamos junto al río por el paseo desde donde se contempla la Peña Negra y el castillo.
A unos 800 m pasamos por el barrio de los Tollos, dejando la carretera asfaltada para bajarnos a la derecha por un carril cementado que cruza la rambla de la Tejera y se adentra en la huerta a través de una senda paralela al río. La senda continúa empedrada hasta salir a un camino más ancho que pasa junto a la casa de Darrax, con un pino centenario en su puerta. Seguimos el camino recto, pasando entre chopos y cipreses y, tras alcanzar unas casas aisladas, el camino pasa bajo el Cabezo de la Corona (256 m). Vemos enfrente la sierra de la Cáriala, con un dado de roca característico en su cima. Un camino asfaltado baja entre huertos para volver a subir a un alto de 175 m desde donde se contempla Abarán. Aquí dejamos la carretera asfaltada para irnos a la derecha por un camino de tierra, siguiendo una tubería de agua, hacia un casón abandonado. Este camino rodea el soto de Damián y, junto a dos grandes pinos aislados, dejamos el camino para bajar por una senda a la derecha, que pasa sobre la central eléctrica del Jarral. Tras pasar junto a varias casas, y en un antiguo casón abandonado, bajamos en zigzag hasta cruzar el canal de Nicolás en el huerto del Soto. Tras seguir un trecho por el canal en dirección a Abarán, doblamos a la derecha en el primer cruce, pasando sobre el Segura por un puente. A la izquierda llegamos al parque de Abarán, final del recorrido.