Ecosistemas I
Los estanques salineros
Una de las características esenciales del Parque Regional es la parcelación de las aguas de sus salinas. El objetivo de estos estanques es el de aumentar progresivamente la concentración de sal. Así, nos encontramos con estanques almacenadores, calentadores y cristalizadores.
Los estanques almacenadores son característicos por su gran extensión y por ser los más profundos, donde el agua posee una salinidad y temperatura similares a los del Mar Menor. Por otro lado, los estanques calentadores son los de tamaño medio, y en ellos la salinidad es superior a la del Mar Menor. Finalmente, en los estanques cristalizadores se produce año tras año la cosecha de la sal, pues es allí donde precipita la sal tras la evaporación del agua.
Existen otros elementos que forman parte de este paisaje, como las motas o diques separadores de charcas que pueden ser de diversos materiales (fangos, piedras, arena, cristales de yeso) lo que origina que sean colonizados por unas u otras especies.
Las especies más representativas ligadas a estos espacios son el flamenco, el zampullín cuellinegro, el alcaraván, el charrán común, el fartet y la Dunaliella salina, una microalga muy abundante en los estanques calentadores y cristalizadores.
El carrizal
Las masas de carrizal están estrechamente ligadas a las aguas freáticas de origen continental, por ello se extienden por toda la periferia y especialmente en el sector Norte del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro, coincidiendo con la cota más baja del terreno.
Estas masas, por su espesura e inaccesibilidad, sirven como refugio de numerosas especies de aves, funcionando como dormideros y dando un servicio a las especies que habitan en otros ecosistemas. Otras especies utilizan esta masa vegetal como lugar de cría y alimentación. Uno de los lugares que posee una diversidad especial es la intersección entre los ecosistemas carrizal y saladar (ecotono), pues en él están presentes especies adaptadas a ambos ecosistemas.
Últimamente la zona ha sufrido numerosos impactos, especialmente los producidos por los vertidos incontrolados de escombros y basuras, habiéndose reducido su superficie en un 90%. En estos carrizos abunda el carricero común, el rascón, el pájaro moscón, el ruiseñor bastardo, el escribano palustre y la polla de agua.
El saladar
Esta unidad comprende tanto los saladares estrictos sobre suelos frecuentemente encharcados por agua salada como matorrales halófilos sobre sustratos secos. Se atribuyen también a esta unidad las zonas inundadas marginales de las salinas, muy someras y con márgenes densamente poblados por vegetación halófila.
Las especies vegetales se caracterizan por poseer una distribución amplia, entre las que dominan Arthrocnemum fruticosum, A. glaucum, Limonium sp. y Halimione portulacoides.
En los sectores donde los saladares presentan cierto grado de degradación, o se han transformado en eriales con predominio de vegetación ruderal, las formaciones que los caracterizan son los matorrales halonitrófilos. Son frecuentes los reptiles en las zonas no encharcadas, sobre todo los lacértidos, pero son las comunidades de aves acuáticas las que dotan a este lugar del elevado valor ecológico que posee. Entre éstas se encuentran la cigüeñela, el pechiazul, y el archibebe común. Insectos como la cicindela, mamíferos como la musaraña común o la musarañita, y especies como la salicornia, la lechuga de mar o siempreviva, el rabo de lobo o la chumberilla encuentran en este ambiente su hábitat más propicio.