En 1228, otro noble murciano inicia una rebelión contra los beréberes. El caudillo Ibn Hûd al-Mutawakkil (1228-1238) intentó desesperadamente reunificar al-Andalus, engrandeció el reino murciano, que volvió a vivir una época de esplendor. Sin embargo, inesperadamente fue asesinado cuando se encontraba en Almería. El asesinato en 1238 de Ibn Hûd, el último gran rey musulmán de Murcia, aceleró la crisis del emirato y su desaparición.
Época de incertidumbres
Se sucede un periodo de abandono en el que Moratalla fué cambiando de mano en mano dependiendo de los vaivenes que daba la contienda entre musulmanes y cristianos. Finalmente con la firma en 1243 del Tratado de Alcaraz, por el que los cristianos se instalaron de forma definitiva en la alcazaba y los alrededores de Moratalla, comienza un periodo de gran actividad y explendor (ver vídeo).
El primer paso viene marcado por el año 1241, cuando el monarca castellano, Fernando III, decidió combatir al reino granadino a través de su frontera oriental. Con ese fin encargó al maestre de la orden de Santiago, don Rodrigo Yáñez, que realizara un ataque para separar y aislar los reinos musulmanes de Granada y de Murcia.
La campaña militar se inició en el mes de abril de ese mismo año y se prolongó durante varios meses, en el transcurso de los cuales se logró dominar la comarca de Huéscar y todos los enclaves que limitaban con el sector murciano de la Sierra de Segura, donde se inscribe el territorio de Moratalla.
La presión cristiana en el noroeste del reino impulsó finalmente a algunos notables musulmanes a solicitar vasallaje al rey Fernando III, pactando en 1243 la entrega de todas las fortalezas y la mitad de las rentas del reino a cambio de la protección castellana, la salvaguarda de las propiedades y garantizando el respeto de sus costumbres y religión.